La jueza del tarot obtuvo 21 matrículas de honor en su licenciatura de Derecho

Llegó a decir que mujeres maltratadas creían que el juzgado era "Lourdes" y que convertía a su agresor en un "príncipe"

María Jesús García, en unas jornadas de penitenciarias de 2017. J. VÁZQUEZ
photo_camera María Jesús García, en unas jornadas de penitenciarias de 2017. J. VÁZQUEZ

La larga trayectoria profesional, salpicada por la polémica, de la jueza de vigilancia penitenciaria de Lugo contrasta con su inmaculado expediente académico. María Jesús García Pérez (Madrid, 1963) fue una alumna ejemplar. Obtuvo 21 matrículas de honor en su licenciatura de Derecho en la Universidad Complutense.

Cobrar por echar las cartas del tarot para adivinar el futuro, como ha acreditado este diario, es el último episodio controvertido protagonizado por María Jesús García. La investigación abierta por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por esta curiosa actividad no es la primera.

Hace diez años, cuando era la titular del juzgado de violencia de género de Santander, el CGPJ le impuso una multa de 3.000 euros por unas cuando menos desafortunadas declaraciones a un medio de comunicación cántabro.

La ya conocida como jueza del tarot se mostraba entonces reticente a la Ley de Violencia de Género y cuestionaba la necesidad de juzgados especializados.

"Hay mujeres, sobre todo suramericanas, que vienen aquí con una sonrisa de oreja a oreja, tomándonos el pelo"

En esa entrevista periodística, que circula estos días como la pólvora por los chats de lucenses, afirmaba que junto a casos "muy gordos", en los que peligró la vida de la víctima, tenía que instruir "una cantidad de ridiculeces que las considero innombrables: mujeres que vienen porque les han dado un mensajito en el móvil; a las que, en un calentón, les han podido decir una palabra más alta que otra; gente que se cree que esto es el divorcio exprés...".

Sobre el perfil de las víctimas apuntaba que "hay un alto porcentaje de extranjeras. En parte porque vienen de culturas machistas, los rumanos si no pegan a la mujer parece que les falta algo, y en parte porque hay muchas mujeres, sobre todo sudamericanas, que vienen aquí con una sonrisa en la boca, de oreja a oreja, tomándonos el pelo a todo el mundo, diciendo "ahora quiero retirar la denuncia, ahora quiero arreglarme, reconozco que soy yo la que le pegué"".

DENUNCIAS FALSAS. Añadía que los ciudadanos tenían un concepto erróneo de las instancias de violencia de género. "Hay gente que tiene una idea muy absurda de este juzgado: a ver si se asusta este señor porque te llevas mal con él, a ver si le dan la charla... Parece que creen que esto es Lourdes y que le vamos a convertir en un príncipe. Esto es una cosa seria, porque se abren procedimientos penales", precisaba.

Cuando en el medio de comunicación cántabro le preguntaban si se enfrentaba a muchas denuncias falsas, la respuesta de la magistrada parecía premonitoria de a lo que se iba a dedicar en el futuro. "Hay que tener vista y psicología. Pero, por supuesto, te pueden colocar una denuncia falsa, porque la bola de cristal todavía no la tengo", advertía.

Por otra parte, se mostraba partidaria de instrucciones ágiles, pero que a veces no era posible porque las partes "se ponen pesadas, las públicas y las privadas" porque solicitan diligencias, que calificaba como "infantiles y superfluas". Incluso aseguraba que "hay abogados que pidiendo esas tonterías perjudican a sus clientes".

Comentarios