José Luis Martínez Vázquez

Cuando Lugo era la capital española de martillo

Hace 54 años, José Luis Martínez consigue el primero de sus cinco récords nacionales en Barcelona

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El Progreso (27/05/19)

NACIÓ EN LEÓN porque su padre se había desplazado por cuestiones de trabajo al aeródromo de La Virgen del Camino, a unos kilómetros de la capital leonesa. Y con él, su mujer, claro. Pero José Luis Martínez Vázquez (León, 1943) se encarga de explicar siempre que él es de Lugo, remarcando “por lo cuatro costados”, como lo son sus hermanos Antonio y Manuel Martínez, conocidos empresarios del sector del automóvil. 

Sus padres, de Portomarín y él de Lugo, porque aquí vivían y aquí se hizo lanzador de martillo bajo la dirección de Gregorio Pérez Rivera, aunque en unas condiciones calamitosas, algo así como hacerse químico sin tubos de ensayo, como también lo recordaban Nonín Núñez Torrón y sus otros compañeros, que hicieron de Lugo una potente referencia atlética.

Por ejemplo, lanzaban sin jaula y los desperfectos en los martillos los arreglaba su padre porque disponía de medios para hacerlo. El gimnasio se llamaba así porque todos estaban de acuerdo en darle ese nombre, no por otra cosa, y a modo de resumen, el propio Martínez presumía de haber conocido el agua caliente de mayor, en algún hotel.

Pero Pérez Rivera había logrado un club, el San Fernando F.J., sin nada que envidiar a los grandes. Lo demostraron en el Vallehermoso de Madrid ganando el III Campeonato Nacional de clubs de Segunda Categoría (1962). Además de los citados, los puntales del club eran Eduardo Fernández, Manuel Salas, José Luis Gargallo, Luis Rodríguez Santos, Jesús Navarro, Manuel Parga Núñez, José Arias Lamela, Abelardo Santiago, José Díaz Espada y Carlos Vázquez. Dejaron al Guecho a más de treinta puntos.

Tres años más tarde,  cuando ya está becado en la Residencia Blume, Martínez inicia la sucesión de marcas que lo aúpan a lo más alto de la historia del atletismo español y que constituyen sus cinco recórds de lanzamiento de martillo.

El primero lo consigue hace hoy 54 años, el 27 de mayo de 1965, en las pistas de la Ciudad Universitaria de Barcelona. Segundo y tercero serán otros dos gallegos, el coruñés José Otero y el lucense Fernando García Cabanas. O dicho de otra forma más localista: en los diez primeros hay cuatro lucenses, pues el séptimo es José M. Almudí (53,22) y el décimo, Nonín Torrón (50,14). Increíble.

Los 58,64 m de  Lorenzo Cassi ceden ante los 58,89 del lucense, pero va a ser la marca de martillo más breve de la historia, ya que apenas ocho días más tarde, José Otero, que tenía el segundo mejor registro cuando Martínez era cuarto, logra distanciarse  59,87 del peso y le arrebata el trono.

En las estadísticas oficiales consultadas aparece como el récord de martillo más efímero el conseguido por José Luis Lasplazas en 1920, que lo retuvo un mes y 22 días. Creemos que es un error y que en su lugar debe aparecer este otro plazo de ocho días, sensiblemente menor.

Lo sucedido en Barcelona parecía un espejismo porque al mes siguiente, Otero aprovecha una competición en Bourges (Francia) para elevarlo todavía más, hasta los 60,46 metros. No obstante, durante ese año acaba segundo con un registro de 59,66.

Sin embargo en 1966 va a confirmarse la tendencia anunciada en Barcelona y por cuatro veces el atleta lucense mejora la marca nacional llevándola 4.50 metros más allá, hasta los 62,10. Esto supone que Martínez es el martillista de después de la guerra que acumula una mayor mejora en sus récords nacionales y uno de los que más distancian una marca de otra, casi dos metros.

Una de las claves de los últimos cuatro récords radica en su transformación física, ya que desde 1967 Martínez, entrenado por José Luis Torres, sube diez kilos de peso. Eso le vale también para ser olímpico en México 1968, como otro lucense, Ángel Villar Varela, Chilares. 

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