Joaquín Mendonça y Pedro Juiz: ''Debería haber una industria de biotecnología en Galicia''

LOS DOS CIRUJANOS lucenses que llevaron a cabo esta inédita investigación sobre células madre, Joaquín Mendonça y Pedro Juiz, recibían ayer un aluvión de llamadas ante la revolución que la publicación de su estudio piloto causó entre la comunidad médica y científica.

Los cirujanos Mendonça y Juiz recibieron con satisfacción el revuelo provocado por la publicación de su artículo en una revista médica estadounidense sobre esta terapia con células madre adultas. Recibieron ya propuestas desde el exterior, pero ellos apuestan por su tierra y proponen la creación de una industria de biotecnología en Galicia.

¿Por qué tuvo tanta repercusión su estudio con células madre adultas?

J.M: Se trata del primer artículo clínico publicado donde aparecen resultados de un tratamiento con células madre adultas en humanos. De hecho, todos los artículos que salen en la revista ‘Plastic and reconstructive surgery’ son originales. Se pueden haber intentado estudios similares en otras partes del mundo pero no se publicaron. Y tampoco es fácil que te publiquen algo en una revista médica porque antes de salir el artículo pasa por un comité enorme de científicos que, al final, dará o no su visto bueno. La técnica, además, da resultado.

¿Cómo fue posible hacer una investigación así desde Lugo?

P.J.: Fuimos pioneros en hacer esto aquí, aunque exige una infraestructura que no es fácil. Contamos con el apoyo de la dirección del Polusa y también de la empresa americana Aastrom. Pero la extracción de las células, su envío y su vuelta a Lugo para su posterior reimplantación, que ha de ser rápida para que no se estropeen, resulta muy complicado.

J.M.: Se hizo todo desde aquí y no hubo subvención de nadie. Se llevó adelante gracias a la generosidad del personal sanitario y del Polusa, pero no intervino ninguna empresa ni tampoco el Estado. Estuvimos quince años con el aprendizaje, haciendo concentrados que tenían células madre.

¿Cómo sufragaron los gastos?

P.J.: Con lo que pusimos de nuestra parte y lo que nos ayudaron Polusa y Aastrom. También aportamos mucha paciencia.

¿Cuáles serán sus próximos proyectos de investigación?

P.J.: Seguir con los casos en los que se justifique la utilización de estas técnicas que, sin embargo, son muy caras.

J.M.: Aastom cerró en España por dificultades burocráticas y porque no encontró el apoyo del Gobierno. Era el centro de referencia de Europa. Además, las células no se pueden transportar a más de dos horas de avión porque se estropearían. Así que, ahora mismo, no se podría volver a hacer esta técnica desde Lugo. Lo que sí se podría hacer es desde otro país. Recibimos también ya propuestas de investigación de distintos sitios.

¿Aceptarían marcharse?

J.M.: Lo ideal sería poder investigar desde aquí y que, por ejemplo, se montase una industria de biotecnología en Galicia.

¿Tuvieron contactos con Zeltia?

J.M.: Sí, hubo propuestas.

Ahora que manejan la técnica, ¿implantarían células madre en otras zonas del cuerpo como tratamiento de otras enfermedades?

J.M.: Seguiríamos con nuestra línea de investigación pero no sabemos si será posible. Aunque, médicamente, si se consiguen estos resultados en la cabeza, también se lograrían en una pierna.

¿Cómo viven este revuelo médico que su estudio ha causado?

J.M.: Vine de Corea y China y voy ahora a Barcelona. Recibimos ya muchas invitaciones de todas partes del mundo.

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