Israel niega la entrada a la monja Forcades por considerarla un "peligro"

La activista viajó a ese país para impartir unas clases de teología pero fue repatriada inmediatamente a su llegada al aeropuerto de Tel Aviv
Teresa Forcades no entiende el trato recibido a su llegada a Israel
photo_camera Teresa Forcades no entiende el trato recibido a su llegada a Israel

Israel denegó este sábado la entrada en el país a la monja y activista Teresa Forcades, que viajó hasta ese país para impartir unas clases de teología, después de que funcionarios del aeropuerto de Tel Aviv le informaran de que su presencia representaba "un peligro para la seguridad del país".

Según ha explicado Forcades, promotora del movimiento social Procés Constituent a Catalunya, funcionarios de inmigración y de seguridad del aeropuerto la interrogaron y registraron en la madrugada del sábado, y posteriormente hicieron los trámites de repatriación, sin que le explicaran los motivos por los que consideraban que representaba un peligro para Israel.

Forcades considera, no obstante, que su repatriación obedece a que en julio del año pasado apoyó y participó brevemente en la flotilla internacional que iba a mostrar su solidaridad con Gaza, aunque tuvo que desembarcar por los fuertes mareos que padeció nada más salir del puerto de Creta.

Forcades ha explicado que una funcionaria de seguridad la interrogó sobre los motivos para viajar a Israel, sus contactos en el país, su relación con Gaza y si había viajado anteriormente a territorio palestino.

Una vez concluidos el interrogatorio y los registros a ella y a la abadesa emérita del monasterio de Sant Benet de Monterrat, Montserrat Vinyes, que finalmente sí pudo entrar en Israel, Forcades fue conducida a un avión de las líneas aéreas turcas, en las que había viajado a Israel, con las que voló hasta Estambul, donde le fue devuelto el pasaporte y desde donde regresó a Barcelona el mismo sábado.

Forcades ha explicado que el trato que recibió fue en general correcto y que sólo hubo algún momento de tensión cuando insistió en que tenía que reunirse con la abadesa emérita para darle unos papeles y asegurarse de que llegaría a su destino, la Abadía benedictina de la Dormición, en Jerusalén.

Lo único que no le fue devuelto a Forcades fue su maleta, ya que pitó al pasar por el arco de metales pese a estar en ese momento vacía, motivo por el que le fue confiscada para un registro más minucioso, tras el cual le aseguraron que se la reenviarían a su domicilio en España.

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