Agentes de la Brigada Central de Estupefacientes adscritos a la unidad Greco Galicia, con base en Pontevedra, acaban de asestar un nuevo golpe a las organizaciones dedicadas al tráfico transoceánico de cocaína. En la mañana de este lunes llegó a la dársena de Las Palmas de Gran Canaria un nuevo pesquero con 1.200 kilos de droga cuyo destino final iban a ser, una vez más, las Rías Baixas, que fue abordado a principios de la semana pasada varias millas al Noroeste de Cabo Verde.
Seis personas fueron arrestadas a bordo del barco y en Venezuela se llevó a cabo la detención del séptimo implicado, financiador de esta operación y socio de la propiedad del barco. De ello informó el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.
Alijo clásico Los narcotraficantes pretendían trasvasar los fardos en altamar a las lanchas rápidas de la organización gallega
La operación, dirigida por la Audiencia Nacional, se convierte en el tercer gran golpe a los grupos de lancheros gallegos en apenas un mes, después de la caída de 5,5 toneladas de cocaína en un mercante entre Ecuador y Panamá y la aprehesión de otros 2.500 kilos en un navío de muy similares características al que llega a Canarias, procedente de Venezuela y abordado, como en el caso que nos ocupa, al Noroeste del archipiélago caboverdiano.
LA RUTA DE LA DROGA. La organización colombiana encargada de organizar el alijo contactó con un grupo venezolano, por un lado, y con los narcotraficantes de las Rías Baixas, por otro, para llevar a cabo la introducción de cocaína en Europa que, en este caso, no pasó de tentativa.
La droga partió del delta del río Orinoco, un punto con escasa presencia policial y que emplean a menudo los grupos de traficantes para cargar los pesqueros con los fardos de estupefacientes. Para ello, suelen realizar varios viajes, hasta el momento en que se considera que el buque tiene la suficiente carga como para emprender la ruta transoceánica.
El barco, un pesquero de tamaño medio, es muy similar a los que utilizan las organizaciones criminales en este tipo de operaciones. Intentan pasar desapercibidos entre los cientos de buques que faenan en aguas del Atlántico, aunque suelen ser barcos 'de último viaje', que se hayan en mal estado y que en ocasiones sufren averías que dan al traste con los narcotransportes.
Escurridizos Los individuos que iban a recoger la droga y almacenarla en las Rías Baixas lograron esquivar las autoridades policiales
En este caso, el pesquero zarpó hacia Galicia a mediados del mes de mayo. La colaboración de las agencias internacionales volvió a ser clave para que los agentes del Greco de la Comisaría de Pontevedra conociesen la senda que había tomado la nave nodriza (así se llaman a los barcos que van a efectuar una parte del recorrido marítimo pero que no van a llegar al puerto de destino). En cuanto tuvieron constancia de su presencia en altamar, varias millas al Noroeste de Cabo Verde, decidieron contactar con el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), que cuentan con los medios necesarios para efectuar el seguimiento y la interceptación de esta clase de barcos en aguas internacionales.
De este modo, a través del buque Petrel (santo y seña del citado servicio de Aduanas), las autoridades abordaron el barco sospechoso y detuvieron a sus tripulantes, todos ellos de nacionalidad extranjera. Para la operación de abordaje, el Cuerpo Nacional de Policía echó mano, como suele ser habitual en este tipo de trabajos, de los especialistas del Grupo de Operaciones Especiales (GEO), ante la posibilidad de que los narcotraficantes estuviesen armados.
Desde ese momento se inició una larga travesía en la que el Petrel tuvo que remolcar al pesquero hasta la dársena de Las Palmas de Gran Canarias, a donde, de no mediar un contratiempo de última hora, llegará en la mañana de hoy.
