Comienza en el Hula el cribado a hosteleros del barrio de A Milagrosa

El Sergas los ha citado para que acudan esta semana a hacerse las pruebas en el puesto que está en el aparcamiento del hospital
Uno de los establecimientos cerrados en A Milagrosa. XESÚS PONTE
photo_camera Uno de los establecimientos cerrados en A Milagrosa. XESÚS PONTE

El Sergas ha comenzado a citar a los empresarios y empleados de los establecimientos de hostelería del barrio de A Milagrosa para que acudan esta semana al Hula, de forma escalonada, con el fin de que, sin que tengan que bajarse del coche, los sanitarios les tomen en el aparcamiento del hospital las muestras para realizar los test PCR que permitan detectar casos de Covid-19.

Este cribado masivo es una de las decisiones que tomaron las autoridades sanitarias, junto con las restricciones en el aforo de los establecimientos, ante el repunte de positivos diagnosticados en los últimos días entre personas que residen en este barrio de la capital lucense.

Además del sanitario, los hosteleros de A Milagrosa tienen otro frente abierto, las consecuencias económicas para sus bolsillos derivadas de las restricciones que entraron en vigor a las 0.00 horas del pasado sábado, que les impiden atender a clientes en el interior de sus locales y que reducen el aforo de sus terrazas al 50%. Por este motivo, tienen previsto solicitar este lunes una reunión con la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, para analizar la preocupante situación.

La mayoría de los más de 50 establecimientos de hostelería que se encuentran en la zona restringida, el rectángulo delimitado desde Tino Grandío hasta Angelo Colocci y desde la Avenida da Coruña hasta Camiño Real y su continuación hasta Mar Cantábrico, secundan desde el sábado un cierre patronal.

Un grupo de empresarios solicitará hoy una reunión con la alcaldesa de Lugo para analizar la grave situación económica que afrontan

"Hay que pagar letras, salarios, servicios...", afirmaba este domingo el gerente de dos establecimientos asentados en A Milagrosa, que mostraba su "impotencia" porque "se haya señalado" solo a este barrio, cuando, según recordaba, el origen del brote es una fiesta celebrada a mediados de agosto en un pub que se encuentra "en la otra punta de la ciudad", en la calle Marina Española.

Este cierre patronal es inicialmente por cinco días, hasta el miércoles, cuando está previsto que se vuelva a reunir el comité clínico que asesora a la Xunta de Galicia para analizar los casos. Sin embargo, los hosteleros auguran que esa medida temporal se puede prolongar un par de semanas. Tienen presente lo sucedido en A Mariña en la primera quincena de julio, según recordaba otro empresario.

Los locales lucían este domingo carteles explicativos. ‘Cerrado por desacuerdo con las medidas adoptadas’. Era el cartel que figuraba en la verja de un bar de la Rúa Mallorca. Otro de Camiño Real advertía de que ‘Lamentablemente volvemos a cerrar’ y hacía un llamamiento a sus clientes: ‘Esperamos que entendáis que esta situación para nosotros es insostenible, y no os olvidéis de nosotros ya que volveremos con muchas más ganas y fuerzas’.

AMBIENTE DESANGELADO. En la segunda jornada desde la entrada en vigor de las restricciones, el barrio estaba este domingo desértico, pese a que la lluvia concedió una tregua. Tomar a media mañana un café era casi misión imposible. Solo estaban abiertas las panaderías, los locutorios y contados bares.

"Cuando las terrazas debían estar a pleno rendimiento, estamos de brazos cruzados", afirmaba un hostelero que regenta un negocio en la peatonal Rúa Divina Pastora que permanece cerrado.

Otro empresario, que reparte comida a domicilio, mostraba su preocupación porque este servicio se vea afectado por las reticencias que puedan tener los clientes al encontrarse el establecimiento en A Milagrosa. "El sábado atendimos 18 pedidos. Son menos de lo habitual, pero pensaba que aún iban a ser menor", explicaba.

En el kilómetro 0 del barrio, la iglesia, apenas una veintena de feligreses asistió a la misa de 12.30 horas, que suele ser la más concurrida del domingo.

El templo ha reducido su aforo a 175 personas en total. Hasta el viernes era de 180 en la nave principal y de otras 27 en la capilla. Tampoco permite el acceso cuando el oficio se ha iniciado.

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