Este viernes, a partir de medianoche, vías públicas de Lugo, como la Rúa Nova o Campo Castelo, se quedarán desérticas por doble motivo: por el toque de queda y por la clausura de bares. Esa imagen se repetirá en las calles de vinos de Burela, Viveiro y Monforte de Lemos. Los establecimientos de hostelería de estos cuatro municipios tendrán que permanecer cerrados durante un mes, salvo aquellos que ofrezcan servicio de comida a domicilio o para recoger en el local.
En los establecimientos de los otros 63 municipios lucenses podrán atender en el interior siempre que sea en mesa, no en barra, con un aforo del 50% y en terraza al 75%, con un máximo de seis personas juntas, que no tienen porque ser convivientes.
La hostelería vuelve así a ser uno de los sectores más damnificados por las restricciones que impone, en esta ocasión la Xunta, para intentar doblegar la curva de la segunda ola de la pandemia.
Cheché Real (Apehl)
"Los hosteleros están desesperados porque ven que es la ruina para sus negocios y también afecta a sus proveedores"
"No entendemos por qué siguen cargando las tintas contra la hostelería. La gente está desesperada porque ve que es la ruina para sus negocios y también afecta a los proveedores", afirma el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Lugo (Apehl), Cheché Real, que dio cuenta de que las sectoriales gallegas han solicitado una reunión con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para que les dé explicaciones sobre el cierre. Cheché Real echa mano de los informes oficiales que atribuyen a la hostelería "un 3,5% de los contagios" para rebatir este nuevo endurecimiento de las restricciones.
"Es un sinsentido porque la hostelería no es la culpable y la están criminalizando", asegura el empresario Elías Vázquez, que pone el ejemplo de Cataluña, en donde los establecimientos llevan semanas cerrados sin que haya descendido el número de casos.
Gloria López (Terminal, en Lugo)
"No me parece justo. Damos 150 o 160 comidas diarias cumpliendo con rigor el protocolo de seguridad"
Suso Díaz, que está al frente de la Cook en Augas Férreas, considera que no se puede meter en el mismo saco a casi el 100% de los establecimientos que cumplen las medidas de seguridad frente "a los que traspasan la ley, con actividad fuera de horario y fumando y consumiendo en el interior", por lo que exige que se castigue a los que infringen las normas.
Este empresario, que cree que al menos les deberían permitir al menos servir en terraza, exige que este cierre vaya acompañados de ayudas para los afectados porque pone su caso como ejemplo, lleva más la mitad del año cerrado y asegura que cada mes tiene que abonar unos 5.880 euros en cotizaciones a la Seguridad Social por sus 14 trabajadores.
Suso Díaz (Cook, en Lugo)
"Si nos cierran, que nos ayuden porque tengo que pagar al mes 5.880 euros en cotizaciones sociales por 14 empleados"
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, aseguraba este miércores que se darán a conocer líneas de ayudas para los sectores afectados.
La hostelería no se quedará en principio de brazos cruzados, pues convocará movilizaciones, según prevé Elías Vázquez, que tiene dos establecimientos en la Praza do Campo Castelo de Lugo.
A MARIÑA. El anuncio del cierre ha caído como un jarro de agua fría en la hostelería de Viveiro y Burela. "Estou moi cabreado porque considero que é unha medida absurda e tiñan que reunirse co sector e escoitarnos. Maltratan a hostalería, que estamos intentando cumprir coas normas, mentres despois hai festas nas casas", pone de manifiesto Jesús Louzao.
El propietario del restaurante vivariense del mismo apellido se pregunta "por qué non pechan tamén Cervo, cando está no mesmo nivel de alerta que Viveiro e Burela" y confía en que "non sexa por cuestións políticas".
Alejandro Balseiro (Nito y Urban, en Viveiro)
"Ten que vir apoiado de facilidades. Como non nos boten unhan man van derribar antes que levantar o país"
También en Viveiro, Alejandro Balseiro, del restaurante Nito y el hotel Urban, hace votos porque este cierre "veña apoiado de facilidades" para empresarios y trabajadores porque "vimos de pagar uns impostos durísimos e como non nos boten unha man van derribar antes que levantar o país".
Coincide en esa apreciación el dueño del hotel Nordés y la pizzería Boasmigas, en Burela, Juan Carlos Pardo, quien precisa que "só sabemos que imos ter que pechar, pero das axudas non concretaron nada. Vemos moitas promesas das administracións, pero logo non os actos". Otros, en cambio, ya auguraban el cierre, como Miguel López, de la cafetería burelesa Vistalegre, para quien un mes "faise un pouco longo" y que no oculta su sorpresa porque "vaia por concellos" y porque "a hostalería siga no punto de mira".
Ricardo García (JM, en Monforte)
"Vería ben que se perdera un mes se houbera unhas normas claras que forzasen a cumprilas"
RIBEIRA SACRA. El cuarto municipio de la provincia de Lugo en el que se aplica el cierre es el de Monforte de Lemos. "Vería ben perder un mes se houbera unhas normas claras que forzasen a cumprilas. Tiveron a experiencia de hai meses e non serviu de nada", afirma el propietario del restaurante JM, Ricardo García.
Su homólogo del restaurante Lienzo, Roberto Quiroga, que no esperaba que la Ciudad del Cabe se viese afectada, afirma que "intentamos respectar as normas estritamente e aínda así non abondou".
Por concello
Si Galicia era la tierra del millón de vacas, Lugo es el municipio de los 1.000 bares, según las estadísticas que maneja la Xunta, cantidad a la que habría que sumar 180 restaurantes y 90 cafeterías.
En Viveiro se contabilizan unos 250 bares, 40 restaurantes y 26 cafeterías y en el otro municipio mariñano en el que se aplicarán las nuevas restricciones, Burela, son 100, 22 y 10, respectivamente.
Monforte de Lemos es de los cuatro municipios afectados el tercero que tiene más locales, con 220 bares, 44 restaurantes y cinco cafeterías.
Erte
La nueva situación que se vivirá a partir de mañana, a las tres de la tarde, provocará que los empresarios de los establecimientos que le tengan que pasar la llave a su local recurrirán a los expedientes de regulación temporal de empleo (Erte) para su personal.
Además, los patronos auguran que esa restricción no se limitará a solo un mes. «Estou pensando en pechar todo ata abril, porque se isto non sae ben, en decembro e xaneiro seguiremos igual. Fastídiame sobre todo polos 16 empregados que teño agora mesmo, porque a maioría teñen familia e cousas que pagar», lamentaba ayer Jesús Louzao.
Fiscalidad
Este endurecimiento de las restricciones vuelve a poner de actualidad lo comentado el pasado fin de semana por el presidente de la Apehl, Cheché Real, que hizo un llamamiento a la «insumisión fiscal» ante la falta de ayudas en el sector para afrontar la pandemia por el covid-19, además de anunciar movilizaciones.