Opinión

Herencias

PAGAR impuestos no siempre es agradable, pero no por molesto, desde la sensatez ha de ser un ejercicio de responsabilidad como contribución al Estado de bienestar. Otra cosa es ver cómo se administra mal o alegremente nuestro aporte, o si es injusto su aplicación. O sea, recaudar por recaudar contraviniendo principios discordantes con el buen sentido o el sentido común. Es el caso del impuesto de sucesiones que aplican las comunidades autónomas, con distinto grado abusivo. Ello explica, por ejemplo, que más de cien españoles renuncien cada día a una herencia por los elevados impuestos demandados. El problema se agrava en caso de heredades con patrimonio inmobiliario, con poco dinero líquido, siendo mayor el tributo fijado por la tasación oficial que el valor real del legado. Además de no tenerse en cuenta la capacidad económica del fiduciario, no cabe la dación en pago, ni el fraccionamiento, y es por ello que propiedades familiares acaban en manos de terceros tras ser subastadas por la Administración por mucho menos de lo que valen. España se ha situado a la cabeza de Europa, siendo con mucha diferencia el país en el que más se paga por heredar. ¡Qué raro!

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