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Hay que seguir la narrativa

PROXECTO HOME en Lugo ya no existe más. Proxecto Home en Pontevedra ya no existe más. A la Comunidad Terapéutica As Cernadas de Proxecto Home ya no llegan más usuarios porque una imposición de la gerencia así lo ha indicado. Esto tiene una narrativa. Aquí hay una historia.

Probablemente, el día que salió en la prensa, estábamos mirando hacia otro lado. Es normal. Sabemos de siempre que las realidades que conviven a nuestro alrededor a menudo pasan desapercibidas y no entran en nuestro pequeño mundo si nuestro pequeño mundo no se ve alterado por ellas. Pero, las historias, en este espacio, tienen prioridad; a veces hablamos de ficción, otras, como el caso que nos ocupa, la no ficción se abre paso. Veamos.

Antes de desaparecer, los centros de Lugo y Pontevedra existían, y a Cernadas llegaba gente. Esto quiere decir que había usuarios con problemas de drogodependencia, de alcoholismo y otras adicciones que se ponían en manos de profesionales para tratar de reinsertarse en la sociedad y de tener un pequeño mundo como tenían los otros. Un pequeño mundo como el nuestro. No solamente ellos. Sus familias. Toda una red compleja de relaciones familiares —eso significa mucha gente— que estaba diluida, desconectada, destruida, solicitaba atención. Llamaba a unas puertas que ahora ya no existen.

Desde la dirección-gerencia aluden al déficit, que es muy socorrido. Cuando —supuestamente— no hay dinero, se cierran espacios en los que había personas. Como si fueran papelitos en forma de individuos con los que jugábamos y que, de pronto, ya no sirven. Nos molestan.

Aquí entra un punto de giro. Acuérdense. Algo que hace que la trama se desvíe por un camino no trazado, algo inesperado que hace que la historia de un vuelco. Misteriosamente, estas medidas tomadas, con consecuencias individuales y sociales importantes, coinciden con una serie de protestas y denuncias realizadas por un grupo de diecisiete profesionales de Proxecto Home que alegan explotación laboral. O sea, los afectados por estas decisiones, resultan ser estos diecisiete que decidieron reclamar sus derechos. ¿Es casualidad?

Parece más una demostración de fuerza y no una decisión económica. Pero no se acaba ahí. Si miramos más cerca, nos encontramos con una reivindicación que viene de lejos y con un proceso de acoso y derribo en trayectoria ascendente que pasa por jornadas imposibles de trabajo, imposibilitar la conciliación laboral, traslados irracionales, ineficaces y perjudiciales, tanto para las personas afectadas como para un correcto funcionamiento de la labor terapéutica.

Hace aproximadamente un mes, se les prohibió la entrada a la Festa da Solidaridade que Proxecto Home Galicia celebra cada año. Elementos subversivos. Papelitos de un juego que ha dejado de divertir. Rebelión de los juguetes que se convierten en seres iguales que el director-gerente. Con menos poder. Pero iguales.

Mientras tanto, ya no hay usuarios porque ya no hay sitio ni familias porque ya no hay sitio ni trabajadores porque ya no hay sitio ni sitio porque ha desaparecido.

No nos olvidemos, no obstante, de darles voz a todos en esta historia. Sin embargo, ay, desde allí arriba no quieren hablar. Las declaraciones a través del abogado de la fundación Proxecto Home vienen a decir lo siguiente: que la culpa es de este grupo (díscolo, protestón, rebelde) que quiere acabar con el buen nombre de la institución.

¿En serio? ¿Ellos mismos quieren cerrarse y dejar de existir? Suena raro, ¿no? ¿O será que lo que no quieren es seguir con este juego? Se acaba el espacio pero la historia, claro, continúa. Son los pequeños mundos de los otros que conviven a nuestro alrededor y que también nos afectan. O deberían. Sigan la narrativa. Hay ahora mismo una plataforma, en las redes sociales, #as17deProxectoHome, que la cuenta.

Hubiera sido mejor que todo esto fuera ficción. Pero no lo es. Y es bueno recordar que la realidad que desaparece no siempre deja de existir. Aunque algunos se empeñen y hagan todo lo posible para que así sea. Ya me entienden.

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