Opinión

¿Hay algo más?

EL derecho a la intimidad es prerrogativa que consagra la Constitución, o lo que es lo mismo, cada individuo es muy libre de moverse a su aire en tanto no descarrile. Según el Gobierno, para sacudirse el marrón de la inoportunidad, la reunión de Zapatero en Caracas con Maduro fue a título personal, circunstancia que no aclaró el expresidente, que siempre se autotitula mediador; nunca invocó el carácter privado, por lo que es difícil desvincularlo de una conducta o pauta que le guíe y le ilumine en sus embelecos con el chavismo, tan alejado de ser un ejercicio de libertades. Y aun en el caso de que pretendiese hacer valer su condición individual para resolver por incierta vía dialogada el enconado galimatías bolivariano, su pasado como gobernante es como una lapa que no le permite mirar hacia a otro lado y no le excluye de sospecha sobre una actuación dirigida, lo sea o no. Siempre será la pretendida intrusión de un expresidente, puede que tutelado por indicación de un Gobierno que le es afín, y más después del enredo de Barajas. Ahora bien, fuera de cualquier tejemaneje político, sería necesario explorar si detrás de estos arrumacos se ocultan, además, otros enjuagues. La presunción de inocencia siempre ha de existir, pero puede no ser suficiente.

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