Opinión

Guardias al Hula

SI LO COMPARAMOS con el cúmulo de deterioros, desatenciones, dejadeces… que caracterizan a Lugo con relación al resto más próximo, tampoco ha de sorprender que el del Hula sea el único aparcamiento de los hospitales gallegos en que se permite ejercer a los gorrillas, extorsionando a conductores a cambio de no dañar sus vehículos. Un chantaje tolerado por el Concello y por quienes tienen el deber de garantizar la seguridad ciudadana. Cierto es que quienes carecen de trabajo procuran idear se subterfugios, pero no pasan por asaltar bancos o viandantes.

Los gorrillas ‘oficializaron’ su actividad y les importan un pimiento las difusas advertencias o los  alejamientos (teóricos) de algún juez. Ellos dicen que nadie les va a privar de seguir haciendo lo que hacen y que ya hacían en el viejo hospital. Pero más culpables que ellos son quienes se lo consienten, y consentir es no patrullar el entorno hospitalario o haciendo solo el paripé.

Lo extraño es que no haya ocurrido alguna desgracia por rechazo; el aguante de los extorsionados tiene un límite. ¿Solución? Protección continuada. ¿Qué impide mantener en el lugar a uno o dos policías de forma permanente? ¿O tampoco hay?

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