As Gándaras vigila el tránsito de extraños para intentar atajar a los okupas

El miedo y la sensación de estar sometidos a un desamparo legal ha hecho que los vecinos se organicen para controlar los movimientos de personas desconocidas o la llegada de coches ajenos al barrio

Parte de los manifestantes el domingo en As Gándaras. XESÚS PONTE
photo_camera Parte de los manifestantes el domingo en As Gándaras. XESÚS PONTE

Los vecinos de As Gándaras tienen su propia red de seguridad para intentar evitar nuevas ocupaciones de viviendas y están atentos a cada movimiento extraño y a cada vehículo desconoido que se mueve por el barrio.

El presidente de la asociación Gatos Roxos, Jaime Gueimonde, detallaba ayer que los vecinos están unidos para intentar garantizar entre todos su seguridad debido a la falta de respuesta de las administraciones y al temor con el que viven los residentes en la zona.

«La gente tiene miedo de que le entren en su casa o en la de al lado, porque saben que lo va a pasar muy mal si eso ocurre», decía ayer Jaime Gueimonde.

La inquietud se ha extendido tras sucesivos allanamientos, el incendio de algunos de los inmuebles allanados y los daños económicos que han dejado los okupas a su paso.

«A la última vecina a la que le entraron y cuya casa no lograron ocupar por la reacción rápida del barrio no le van a llegar 3.000 euros para arreglar los daños que le causaron, y eso sin que lograran quedarse a vivir allí», detallaba Gueimonde para explicar la razón por la que muchos están en alerta en el barrio para atajar nuevos intentos de ocupación.

Desde Gatos Roxos explican que esa vigilancia que ejercen los vecinos intenta proteger a los propietarios, pero que puede acabar resultando buena incluso para quienes tengan la tentación de ocupar alguna vivienda, porque «hay gente que está muy nerviosa y puede hacer una barbaridad si le entran en su casa», advertía Gueimonde.

Tras la manifestación organizada el domingo por Gatos Roxos, la primera en Lugo contra el fenómeno okupa, el presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), Miguel Ángel Cadenas, abogó ayer por «cambiar la norma» para abordar este fenómeno social.

En una visita a la capital lucense, Cadenas defendió que «la Justicia tiene que dar respuesta desde las normas, en ese sentido lo que no se puede es ordenar un desalojo sin la cobertura legal, sin una resolución judicial firme que lo ordene, ya sea en vía penal ya sea en vía civil».

Opinó que «la respuesta judicial tiene que ser lo más inmediata posible, pero desde las mismas normas legales» que hay. «Si son insuficientes o la realidad ha revelado un problema en que la norma no cubre suficientemente las necesidades actuales lo que hay que hacer es variar la norma», dijo.

El presidente de Gatos Roxos reaccionó a la declaración del presidente del TSXG defendiendo que debe haber garantías para todos, también para los propietarios. «La vivienda debería ser un bien inviolable y de hecho no lo es. A mí me pueden echar de cualquier sitio si no tengo entrada y sin embargo cualquiera puede allanar mi casa y no tengo derecho a poder echarlo inmediatamente». Eso provoca miedo y rabia y explica el nerviosismo que hay en As Gándaras, donde los vecinos quieren seguir saliendo a la calle para presionar, decía ayer Gueimonde.

Sus okupas, un matrimonio de mediana edad, no están resultando molestos. «No se sabe ni que los hay. No hacen ruido y son educados», afirma un vecino, que llega a decir que prefiere que se quede esta pareja a que lleguen otros que puedan producirles quebraderos de cabeza con su comportamiento.

La pareja de okupas pintó el interior de la vivienda en la que se encuentran e incluso pidió a los vecinos que si conocían a los dueños de la casa anexa que estuvo allanada que la tapiasen para evitar que sufriese algún asalto indeseado.

Uno de los okupas le ha comentado a los vecinos que llamó a la Policía Local para advertir de que allanó la casa porque no tenía un techo donde cobijarse.

RECOGIDA DE FIRMAS. La presión vecinal se ha enfriado también, según reconocen los más activos, debido a la «impotencia» que genera la inacción de las autoridades a las que han llamado a sus puertas.

Estos vecinos llevaron a cabo una recogida de firmas, que tienen pendiente de entregar, y solicitaron en repetidas ocasiones, aún sin éxito, una reunión con la alcaldesa de Lugo. 

Comentarios