Galicia tiene nueva banca

UN TIPO normal. Esa es la primera impresión que causa Juan Carlos Escotet a sus interlocutores en la distancia corta. Esa cercanía ya salió a relucir cuando presentó la compra del Etcheverría por parte de Banesco, la entidad que preside, hace ahora algo más de un año en un desayuno, también de lo más normal, celebrado en el Hostal dos Reis Católicos. Frente a los dos capitanes que hundieron el barco, José Luis Méndez y Julio Fernández Gayoso, ser un tipo normal se convierte en un activo que a buen seguro va a ponderar mucho en esa puesta de largo prevista para hoy ante toda la plantilla de Novagalicia. Es la primera vez que se convoca a un acto a todos los trabajadores del banco (al cierre de 2013, unos 4.300 empleados), algo que para muchos rompe con cierta anormalidad instalada en una entidad en la que siguen conviviendo dos culturas muy distintas.

Escotet llega a la cita con los deberes hechos sobre el límite, aunque Bruselas ya había avanzado extraoficialmente que los cambios planteados al plan de reestructuración, una vez revisado por los nuevos propietarios, iban por buen camino. Ha hecho falta la reunión del Colegio de Comisarios para que ayer llegase el plácet definitivo de la Comisión Europea. El lunes habrá junta general, en la que se propiciará el relevo del consejo; el jueves presentación en sociedad en Santiago, y a correr. Nueva etapa.

Competencia ha dado su OK final a cuestiones de especial enjundia para este ciclo que comienza. Por ejemplo, no habrá limitación para el reparto de dividendos y, lo que es más trascendente, tampoco hay impedimentos en materia de remuneración para fijar la retribución variable de la plantilla. El compromiso del retorno a la banca tradicional, es decir, minorista, ya está en las señas de identidad del grupo venezolano y del propio Etcheverría, también de su propiedad. Y el repliegue geográfico tras los excesos de las cajas en otras latitudes al calor del ladrillo, que era otra de las «teimas» de Bruselas, encaja en el proyecto de Escotet y su equipo: Galicia y norte de España.

Otros asuntos de no menor relevancia son los puestos de trabajo y las participadas. Tras las interminables regulaciones de empleo, con la actual ya en marcha estará cubierto el expediente. Los nuevos propietarios de Novagalicia han logrado arrancar otros compromisos, como una menor reducción de oficinas de la prevista por Bruselas. Todo parece indicar que se quedarán en algo más de seiscientas sucursales, unas ciento cincuenta más de las que inicialmente se planteaba cerrar. Argumentos como clausurar oficinas actualmente rentables, y sobre todo el riesgo de exclusión financiera que se generaba en algunos núcleos, especialmente en Galicia, han tenido su peso en la decisión final de la Comisión Europea. Y ha sido a favor de Escotet.

Ese retorno a la banca tradicional exigido conlleva el fin del sueño industrial que un día imaginaron los dos capitanes de las cajas. Sin embargo, el nuevo equipo no va a vender (desinvertir) duros a pesetas. Por tanto, es de suponer que el proceso de enajenaciones de la cartera de participadas no será tan rápido como inicialmente se dibujó sobre el papel, también por las minusvalías latentes. Paquetes en el capital de grupos como la operadora R, Elcano, Monbús, CLH e incluso Itínere (propietaria de Audasa) representan perlas industriales para Escotet frente a las bodegas de Oporto de Gayoso.

Bruselas también ha validado la proyectada fusión entre la nueva NCG y el Etcheverría, cuyo proceso de integración comenzará en septiembre y se cerrará antes de que acabe el año. Al margen de las duplicidades que puedan surgir, que las habrá, la entidad resultante se colocará en puestos de «top ten» dentro del maltrecho y desordenado, hay reconocerlo, sector bancario nacional. Atendiendo al volumen de activos, de la integración de ambas entidades saldrá un banco con un balance de algo más de 55.000 millones de euros, lo que le coloca a la altura de Banco Mare Nostrum (Caja Murcia, Granada y Sa Nostra), la aragonesa Ibercaja o el propio Bankinter. Entre los diez primeros bancos.

Pocas pero importantes incógnitas quedan por despejar para estos días. Entre ellas, una nueva marca que hará olvidar lo que queda de las cajas, y un consejo de administración en el que habrá independientes. Está por ver si gallegos. Resuelto de arranque el problema de la obra social (convivirá la conocida como Fundación Novacaixagalicia, ahora Fundación Galicia, con la propia acción social del banco), Escotet sabe que tiene por delante muchos retos. Entre ellos, el prioritario, que la nueva banca vuelva a ser el pulmón financiero de Galicia. Un tipo normal se va a encargar de ello.

¿Crimen sin castigo del saqueo a las cajas?

COMO auténticos replicantes, los Pego, Gorriarán, Rodríguez Estrada y García de Paredes de turno tomaron indéntica decisión cuando allá por septiembre de 2011 rescindieron sus contratos con la recién nacida Novacaixagalicia. Los cuatro optaron por transferir el importe de sus millonarias indemnizaciones a cuentas corrientes de otros bancos. No había un minuto que perder. Prueba, además, de mala conciencia y de lo mucho que confiaban en la entidad, que ya había recibido una primera inyección de dinero público y estaba en la antesala de su nacionalización, que se anunciaría veinte días después.Era la sublimación que coronaba una estrategia diseñada un año antes, en pleno proceso de fusión entre Caixanova y Caixa Galicia, que contó con Julio Fernández Gayoso, el presidente, como cooperador necesario, y que hizo esfumarse del banco nada menos que 18,9 millones de euros, el 29% del valor atribuido por el FROB a Novacaixagalicia. Solo García de Paredes dio marcha atrás e intentó restituir el dinero. La secuencia del saqueo a las cajas se detiene ahora en la petición de tres años de cárcel por parte de las fiscales de Anticorrupción, y otros tres de inhabilitación, por delitos de apropiación indebida, administración desleal y estafa. A ello se suma la petición de devolución de las indemnizaciones.

Si tenemos en cuenta el único precedente similar, el de Caixa Penedés, absorbida por el Sabadell, a los directivos les bastó en el juicio con reconocer su culpa y restituir el dinero . A cambio, las acusaciones rebajaron sus solicitudes de tres a dos años de cárcel, con lo que no dormirán a la sombra. ¿Sucederá con Novaxaicagalicia algo similar?

ANTONIO BRUFAU. La Xunta apunta a Repsol en su lucha contra las petroleras

PROBABLEMENTE le resbale, pero el presidente de Repsol ya tiene sobre la mesa el informe remitido desde Galicia a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que saca los colores al grupo que preside. Bueno, lo intenta, en una batalla desigual frente a un gigante muy acostumbrado a dar la callada por respuesta. Y es que la compañía de Antonio Brufau controla nada menos que el 44,4% de todas las estaciones de servicio que hay en Galicia, un peso que en el caso de Lugo se eleva al 51,6% y en Pontevedra, al 49%. Esas mismas gasolineras, abanderadas o no, con la enseña de Repsol, Campsa o Petronor, son las que ofrecen el combustible más caro. La Xunta vuelve a esgrimir como argumento ante Competencia que, a mayores, Repsol cuenta en Galicia con una de las nueve refinerías que hay en España, que por cierto controlan tres operadores. Concentración en origen y en destino. Negocio casi perfecto. Por ahora.

JESÚS MÉNDEZ. Toca ahora defender la permanencia de Caixa Rural Galega

Va de cajas, esta vez de las buenas. Qué manía tenemos a veces de querer cambiarlo todo, incluido lo que funciona. Es un tic muy de Luis de Guindos, el titular de Economía. La sombra de la integración de las cajas rurales pesa sobre la única entidad de ahorro que sigue en pie en Galicia, y que es propiedad nada menos que de unos 15.000 socios. Caixa Rural Galega, dirigida desde 2008 por Jesús Méndez Álvarez-Cedrón, asiste a un nada disimulado proceso de concentración de las cooperativas de crédito. La última entrega, el nacimiento como grupo consolidable del Banco de Crédito Social Cooperativo, de la antigua Cajamar, bajo el que quedan integradas una veintena de cajas rurales. La fórmula elegida, un Sistema de Protección de a Activos (SIP). En la comisión de Economía del Parlamento, que también debatió el asunto, deberían hablar menos y hacer más.

(Publicado en la edición impresa el 21 de junio de 2014)

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