Fuerza moral

Sabido es que el ser humano no siempre antepone sus obligaciones a los sentimientos, a lo que le dicta su conciencia. Por ello podría ser incluso comprensible que Vicente del Bosque careciese de fuerza moral, como admite tras el batacazo ante Holanda, para haber dejado fuera del equipo nacional a los más veteranos, pero eso no es lo que se le exige al seleccionador. Su obligación es escoger, a su juicio y en cada momento, a los más capaces que eviten el ridículo, no digo que a sabiendas pero casi, como ocurrió el viernes. Puede que el conjunto todavía reaccione, aunque los indicios sean para desconfiar. En el caso de Casillas, parece evidente que por algo sus dos últimos entrenadores prescindieron de sus servicios en la Liga, y su actuación en la final de Champions fue tan deficiente que de no ser por la reacción de sus compañeros hubiese abocado al Madrid a la derrota. Nadie niega su espléndida trayectoria, pero el rendimiento de los deportistas tiene también fecha de caducidad. Y no es el único en este caso. Habrá, pues, pocos argumentos para disculparlos.

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