Sabido es de todos la querencia de Sarria por la presentación de listas al margen de los grandes partidos, pero el panorama que precede los comicios del domingo pulverizará récords. Hasta diez candidaturas concurren a unas elecciones de pronóstico incierto y marcadas por los desencuentros entre alcaldables y el regreso a la primera línea de la política tras cuatro años de ausencia del exalcalde socialista Claudio Garrido, ahora al frente de una agrupación de electores.
La de Sarria será una batalla electoral de fuegos cruzados. Y es que son muchos los que tienen cuentas pendientes: la alcaldesa socialista Pilar López y el propio Garrido, quien fue crítico son su gestión; el candidato del PP, José Antonio García, y los expopulares Manuel Sangil y Luis Álvarez Rey, ahora liderando Coalición Galega y Ciudadanos, respectivamente; Benjamín Escontrela, cabeza de lista de Galicia Sempre, y Pilar López, con quien formó gobierno durante unos meses en 2015 sin llegar a entenderse...
La socialista ya puso sus cartas sobre la mesa. Descartó alianzas con Garrido y Escontrela, a quienes definió como "traidores", mientras estos, que no se cierran de forma pública a acuerdos, tampoco parecen dispuestos a llegar a una entente que vuelva a situarla en el gobierno. Ante la más que posible necesidad de pactos, López deja otras puertas abiertas y, al tiempo que denuncia a Escontrela por colocar carteles sin permiso de la junta electoral, se cuida de no hacerlo con otros partidos.
También muestra sus cartas el otrora popular Manuel Sangil, en tándem con el ex del Partido Galeguista Pablo López Barrera, quien asegura que "no venderá el voto" de los ciudadanos y reclamará para sí la alcaldía de Sarria.
Esa misma alcaldía es la que tratará de rentabilizar Pilar López y en la cual el PP ve su baza. Los problemas en Diego Pazos, la perrera y la falta de apertura de Ponte Ribeira o la piscina son algunos de los argumentos que esgrimen para el cambio los populares, que concurren por quinta ocasión con José Antonio García a la cabeza.
El exalcalde aspira a una mayoría suficiente para gobernar en solitario con una lista renovada, con la que intenta paliar el hándicap de ser un viejo conocido de la política local y con la incorporación del independiente José Manuel Bello para intentar frenar la división del voto de la derecha.
Por su parte, el BNG de Efrén Castro, que a lo largo del mandato fue marcando distancias con sus socios de gobierno, confía en que la gestión realizada en parcelas como deportes y cultura se vea recompensada en las urnas.
De igual modo, se percibe con opciones Claudio Garrido, con una intensa campaña a pie de calle, centrado en gran parte en la zona rural y arropado por vecinos de diversas procedencias hasta ahora ajenos a la política, lo que suma puntos en un escenario en el que se repiten muchas caras.
Este es también el caso de Paula Santiago de Podemos, quien se estrena con un llamamiento a la "participación cidadá real" y aspira a captar a los descontentos de la izquierda. Asimismo, Fátima Gómez de CxG e Iván López de En Marea, aunque tuvieron vínculos con otras formaciones, concurren sin la mochila de las cuentas pendientes, en la que quieren transportar votos de los indecisos.
Benjamín Escontrela, muy conocido como médico, fue la revelación con CxG en 2015 y ahora, sin Antón Fortes, se presenta de nuevo por el partido de Martínez y dice salir "a por la alcaldía" con la perspectiva de volver a ser llave.
La misma aspiración mueve a Luis Álvarez Rey, apoyado por las siglas en alza de Cs y dispuesto a "dialogar con todo o mundo" con el programa por delante, en el que todos llevan aspectos clave como la apertura de Ponte Ribeira.
Con un panorama fragmentado y en el que cada voto cuenta, la noticia en Sarria no solo estará en los resultados del domingo, sino en lo que suceda en días posteriores.
