Llega O Santo y los problemas se aparcan. Pocos, aunque menos de los esperados, se acordarán estos días de la crisis y las preocupaciones se sustituirán por animadas charlas con familiares y amigos, con quien unos y otros se juntan para comer en el monte. El área recreativa será estos días el escenario de las reuniones, aunque los más madrugadores, también los más jóvenes, ya pasaron ayer su primera noche en el recinto, al que se irán incorporando el resto durante todo el día de hoy.
La organización espera un lleno absoluto, al coincidir en puente, ya que además son varias las empresas que no abren mañana, por lo que esperan un abarrote, algo que no parece muy difícil de lograr, pues todo el terreno está acotado desde hace días y para encontrar un hueco libre hay que alejarse bastante de la fiesta. «No contamos que haya muchas bajas por el tema de la crisis, porque arriba se puede estar sin gastar mucho», recuerda un miembro de la organización, que este año ha incorporado a gente joven, una necesidad por la que venían clamando insistentemente, ya que la mitad de la decena de organizadores lleva más de veinte años haciéndose cargo de la fiesta.
