Fernando de Castro y Ribadeneira

Fernando de Castro, el segundo marido de Isabel Barreto  

El navegante de As Nogais recorre durante varias décadas el sur de Asia y de América

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El Progreso 08/09/2020

SE LE AÑADE su segundo apellido para distinguirlo de sus homónimos gallegos, de modo que este Fernando de Castro y Ribadeneira (As Nogais, 1572) es hijo de Álvaro González Ribadeneira, el señor de Torés, y de Beatriz de Castro, hija de Juan López Pardo de Haro, apellidos por los que también se le reconoce en algunos historiadores.

Nace en el castillo de Torés, que hoy es propiedad de la familia Medinaceli, aunque cedido en uso al ayuntamiento. Allí también lo bautizan y allí lo cría su nodriza, María Fernández, nacida en San Tomé de Cancelada, dentro de las tierras que hoy son de Cervantes.
 
En Torés permanece hasta sus 18 años. En ese tiempo utiliza el hábito de clérigo por ser estudiante y el historiador Florencio Vaamonde destaca que su educación fue excelente, a la vista de su destreza en llevar a cabo las misiones diplomáticas que se le encargan.

Sobrino de Gómez Pérez das Mariñas, lo acompaña en su viaje a las Filipinas, cuando este acude a las islas como virrey al Archipiélago. Antes renuncia a sus herencias paterna y materna a favor de su propia madre. La escritura se otorga en el propio castillo de Torés.

Pérez das Mariñas lo enrola en calidad de alférez, pero algo debe ver durante el viaje que en breve tiempo lo asciende a Almirante, o general de naos.

Una de sus primeras misiones es viajar a China para dar cuenta a las autoridades de la muerte de Gómez Pérez das Mariñas, asesinado por los chinos en su propia galera cuando se dirige con su armada a la conquista de las Molucas. El hijo del asesinado le encarga reclamar la entrega de la nave, con la que se habían alzado los chinos.

A mediados de 1596 se casa en Manila con Isabel Barreto, viuda del navegante Álvaro de Mendaña, fallecido de malaria el año anterior. Como quiera que su hermano, Lorenzo Barreto, nombrado almirante sucesor, muere también a los pocos días, es la propia Isabel quien se hace con el cargo de almirante, lo que la convierte en la primera mujer que lo es.

Con Isabel sale hacia  Nueva España en el San Jerónimo y el galeón San Felipe, que naufraga en el camino. Permanecen en México hasta febrero de 1598, cuando el conde de Monterrey le envía de nuevo a las islas con una escuadra ante la amenaza de una invasión japonesa. 

Por su matrimonio obtiene autorización de Felipe II para proseguir los descubrimientos, por lo que va al Perú y se establece en Lima, como gobernador del Callao, con 30.000 ducados de renta.

Su mayor enemigo es Pedro Fernández de Quirós, que había ejercido como piloto de Mendaña y como tal se considera con derechos sobre los mares del Sur. Fernando se queja al rey de la actitud de Pedro y mientras no se resuelve el conflicto realiza varios viajes por aguas del Pacífico.
En 1601, Felipe III le concede su ingreso en la  Orden de Santiago. El litigio principal con Fernández de Quirós se centra en la jurisdicción sobre las islas de Salomón, descubiertas por Mendaña y que Fernando e Isabel tienen como suyas. Se lo hacen saber al rey y le anuncian su propósito de viajar a España para tratar el asunto directamente con él.

La intención de Fernando es abordar otros pleitos de familia con su hermano, Pedro Bolaño Ribadeneira, pero en septiembre de 1610 todavía  continuaba en el Perú.

Esas son las últimas noticias sobre el personaje. Hay quien dice que sí regresa a Galicia y que fallece en Torés. Algo parecido sucede con Isabel, cuya muerte ocurre en Perú, o en Galicia.

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