La feria de Meira regresó con unas veintena de puestos, incluido el ansiado pulpo

La afluencia de público distó mucho de la habitual
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photo_camera Un puesto de plantas. C. PÉREZ

La gran mayoría son veteranos. Sus clientes los conocen y, cada 15 días, acudían fieles al punto de encuentro, la feria de Meira. Pero un virus interrumpió esa costumbre durante más de dos meses. Hasta este domingo. En una soleada jornada, una veintena de puestos volvían a la rutina. Igual, pero distinta.

Las marcas en el suelo para recordar las distancias de seguridad y las mascarillas —el Concello, que no cobró por instalarse, se las daba a los vendedores que no tenían—, junto al poco público, recordaban que no era una feira como las de siempre. Pero aún así, el balance es positivo. Retoman su forma de vida tras un largo periodo parados, con gastos pero sin ingresos, tirando de ahorros y ayudas.

FEIRA MEIRA (8)"Este é o primeiro día que saímos á feira", decían en la pulpería Baralla, en una primera "toma de contacto" que les sirvió para constatar que "a xente quere comer aquí". No era posible, por lo que había que recurrir a ollas y tuppers. Hace unos días, sus ‘vecinos’ de la pulpería Hermanas Maciñeiras anunciaban en redes sociales que Meira sería su primera feria. Las encargas no se hicieron esperar y las ventas fueron buenas. Ambas confían retomar el ritmo y su calendario habitual.

"Está floxiña a cousa, normalmente estaba a praza chea, sobre todo ao saír da misa", decía el lucense José Luis Peteiro desde su puesto de embutidos, ubicado ayer en una solitaria Praza do Concello, haciendo un llamamiento para que la gente acuda a la plaza de abastos de Lugo. Por los mercados de la capital esperan en Frutas Aida, que tras dos meses "apurados" agradecían el volver a las ferias. Empezaron el día 10 en la de Castro de Rei, con muy buenas sensaciones "porque viñeron os clientes de sempre", y el domingo tocaba volver a la rutina en Meira, donde también retomaba con éxito la venta de cerezas del Bierzo el sarriano José Manuel, que comercializaba unos 100 kilos, casi como en una feria normal.

También fue una buena jornada para los vendedores de planta, como José María Fernández, de Riotorto, o Ángel Díaz, de Castroverde. "Hai pouca xente, pero a que hai vén comprar", apuntaba Ángel que espera que "non haxa repuntes, porque se non iremos tomos á quebra".

E igual que una feria no parece tal sin pulpo, tampoco pueden faltar los churros. Desde Ourense, fiel a una tradición de 35 años, llegaba José Darío Loureiro. "Está al 50% de lo normal, pero era de esperar", dice un empresario habituado a recorrer España, convencido de que este 2020 será difícil: "Esperemos que el año que viene sea normal".

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