0-0. La falta de precisión deja a Dépor y Sporting sin triunfo

Un momento del encuentro entre el Depor y el Sporting. @RCDEPORTIVO
photo_camera Un momento del encuentro entre el Dépor y el Sporting. @RCDEPORTIVO

El Deportivo y el Sporting de Gijón volvieron del parón por el coronavirus sin precisión, y eso les impidió desequilibrar un partido (0-0) en el que los asturianos perdonaron más que los coruñeses. 

Los deportivistas, que siguen en posiciones de descenso y empatados con su próximo rival, el Oviedo, no llegaron a rematar a puerta en todo el partido, aunque tuvieron alguna ocasión clara para hacerlo. Los asturianos, gracias a los errores de su rival, sí comprometieron al guardameta local, Dani Giménez, pero se quedaron sin batirlo. 

Se notaba que los dos equipos tenían hambre de fútbol y el partido comenzó con un ritmo de juego alto, algo inesperado después de tres meses sin fútbol. 

En la vuelta de LaLiga SmartBank, el Deportivo mantuvo la apuesta por el sistema de cinco defensas, aunque con dos delanteros, en el debut de Abdoulaye Ba como titular tras haber llegado al equipo coruñés días antes de que se decretara el estado de alarma por el coronavirus. 

Al parón había llegado el Sporting en forma, con tres victorias en cuatro partidos, y en Riazor intentó prolongar la racha. El poste se lo negó a los 23 minutos tras un error de Ba y una combinación de Álvaro Vázquez, Carmona y el brasileño Murilo, quien superó a Dani Giménez, pero se encontró con la madera. Fueron momentos de dudas para el Deportivo, que segundos después pudo pagar otro error defensivo, esta vez de Bóveda, que no rentabilizó Carmona. 

La 'nueva normalidad' futbolística cambió el ambiente caldeado de un Deportivo-Sporting, declarado de alto riesgo, por la calma absoluta en los aledaños y la grada de Riazor

Los locales, que finalizaron el primer tiempo sin disparos entre los tres palos, volvieron al césped con intensidad. En 35 segundos, Beauvue se apoyó en Çolak y este asistió con un pase milimétrico a Bóveda, que metió el exterior de la bota de derecha sin la rosca suficiente como para comprometer a Mariño. 

Fernando Vázquez gastó a los 53 minutos tres de los cinco cambios, todos para refrescar el centro del campo y el ataque, y uno de los recién ingresados al césped, Koné, se la puso franca a Sabin Merino, pero el delantero no estuvo acertado poco antes de que se cumpliera la hora de juego. 

En el Sporting, el exjugador del Deportivo Miroslav Djukic esperó casi un cuarto de hora más para hacer las dos primeras permutas y, en cuestión de segundos, volvió a rozar el gol con un pase filtrado de Murilo a Manu García que salvó primero Dani Giménez y, en segundo término, Peru Nolaskoain. 

El partido afrontó una fase de ida y vuelta, con el Sporting más entonado, hasta que se enfrió con la última pausa de hidratación. Tras ella, el Deportivo, que agotó los cambios con una modificación en defensa, buscó el triunfo con un cabezazo del venezolano Christian Santos que se fue alto por centímetros a los 87 minutos. 

Los coruñeses no pudieron siquiera probar a Diego Mariño en todo el encuentro y el Sporting, que solo hizo tres cambios, les perdonó cuando expiraba el tiempo reglamentario con un remate de Cristian Salvador en el área pequeña. 

Ficha técnica
Deportivo: Dani Giménez; Bóveda, Abdoulaye Ba, Peru Nolaskoain, Montero (Mujaid, m.79), Salva Ruiz; Çolak (Keko, m.53), Vicente Gómez (Koné, m.53), Gaku Shibasaki; Beauvue (Uche Agbo, m.53) y Sabin Merino (Christian Santos, m.67). 
Real Sporting de Gijón: Mariño; Medina, Babin, Molinero, Cordero; Carmona, Salvador (Javi Fuego, m.90), Pedro Díaz (Nacho Méndez, m.67), Murilo; Manu García y Álvaro Vázquez (Djurdjevic, m.67). 
Árbitro: Ais Reig, del comité valenciano. Amonestó a Javi Montero (m.49), del Deportivo. 
Incidencias: Partido de la trigésima segunda jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Estadio Abanca-Riazor a puerta cerrada. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus.

 

Riazor, de alto riesgo a la calma absoluta

La nueva normalidad futbolística cambió el ambiente caldeado de un Deportivo-Sporting, declarado de alto riesgo, por la calma absoluta en los aledaños y la grada del Estadio Abanca-Riazor, que reabrió sus puertas para los equipos, pero las mantuvo cerradas para los aficionados. 

"¿Vamos a Riazor a ver al Dépor?", preguntó Lucas, de apenas dos años y medio, decepcionado por la respuesta negativa de sus padres: el estadio sigue cerrado por ese bichito que se llama coronavirus. Al pequeño deportivista, que ya ha pisado el césped de Riazor para posar con los jugadores, no le quedó más remedio que ver el partido por la televisión. 

Como él, el resto de los aficionados del Deportivo, que antes del Covid-19 lograba reunir a más de 25.000 seguidores en su estadio, y también los del Sporting, que solía desplazar a la ciudad gallega a unos 2.000. En un día normal de fútbol, los autobuses habrían sido recibidos por una multitud dos horas antes del partido, probablemente con bengaleo, cánticos y mucho ruido, aplausos para unos, abucheos para otros. No en la nueva normalidad. 

El Deportivo ni siquiera llegó al estadio por donde suele hacerlo, el Paseo Marítimo, y sus jugadores tampoco accedieron al campo por Tribuna, por la calle Manuel Murguía, sino por el Palacio de los Deportes, donde están las taquillas que otro día presentarían cola y que esta vez no despacharon billetes. 

Las expediciones, con mascarillas y guantes, pasaron un control de temperatura

Tampoco abrió la tienda oficial del Deportivo, para la que sería día grande de ventas. Sí lo hicieron la mayoría de las cafeterías de la zona, algunas con aficionados, pero a cuentagotas, comparado con las jornadas de fútbol previas al coronavirus. 

Una veintena de deportivistas fueron testigos de la entrada de los buses de los equipos, primero del local y, pocos minutos después, del visitante. Otros seguidores escogieron una de las rampas de acceso a las localidades de Pabellón Superior para ver cómo se bajaban los jugadores de los autocares y accedían al césped. Antes de cruzar la puerta, las dos expediciones, con mascarillas y guantes, pasaron el control de temperatura

Dentro, la soledad de un Riazor sin público, aunque el speaker, José Luis Núñez, se afanara para que lo escucharan los jugadores que estaban en el campo y los que se quedaron en la grada porque no estaban convocados. 

En el palco, se situaron representantes de las directivas del Deportivo y del Sporting de Gijón. El resto de los asientos, vacíos. Tras el minuto de silencio por las víctimas del coronavirus, el balón echó a rodar sin ambiente de fútbol, del nuevo fútbol.

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