Las fachas llenaron de fuego el Castro das Bestas de Vilelos, en O Saviñao

Fueron 35 las fachas prendidas que se subieron hasta el Castro da Besta, siendo la única iluminación que hubo desde el peto de ánimas 
Un momento de la celebración en la parroquia de Vilelos. EP
photo_camera Un momento de la celebración en la parroquia de Vilelos. EP

Uno de los elementos singulares como Bien de Interés Cultural inmaterial de la Ribeira Sacra, incluido en su declaración como Patrimonio de la Humanidad, tuvo lugar en la madrugada de este sábado en la pequeña localidad de Vilelos (O Saviñao), donde en el último fin de semana de septiembre se recrea una ancestral tradición, consistente en la quema de grandes antorchas realizadas con unas hierbas conocidas como agucios que se trenzan para darle forma al hachón. 

En esta ocasión, fueron 35 las fachas prendidas que se subieron hasta el Castro da Besta, siendo la única iluminación que hubo desde el peto de ánimas situado en la base hasta la cumbre del castro. Esta es la principal característica de la quema de Vilelos. A diferencia de una tradición similar que se celebra en Castelo (Taboada), las fachas no quedan clavadas en el perímetro del castro. 

Los vecinos de la parroquia la suben en procesión hasta la cumbre, dan una vuelta en círculo y luego vuelven a bajar hasta Vilelos. Una vez de regreso, se queman otras fachas más grandes que sirven como faros durante la fiesta que amenizan grupos de música gallegos, este año Os Druidas y Os Fillos do Estamonio. 

Desde el 2008, el colectivo vecinal de Vilelos se encarga de la organización de la fiesta, para la que solo recibe una subvención de la Diputación de Lugo de 2.000 euros. Desde la agrupación de vecinos indicaron que lejos de entrar en guerras sobre ayudas que no llegan o podrían concederse, su principal objetivo es que la costumbre perdure. Creen que lo han conseguido involucrando a todo los habitantes de la parroquia, que durante semanas recogen los agucios, los dejan secar y luego los entrelazan para hacer las antorchas. A mayores, vecinos de otras localidades limítrofes se han involucrado en el festejo acudiendo con fachas elaboradas por ellos, algo que llena de satisfacción a los organizadores de la fiesta de Vilelos al entender que este Bien de Interés Cultural de la Ribeira Sacra reconocido oficialmente tendrá continuidad en el tiempo a pesar de no contar con todo el apoyo institucional que necesitaría. 

En Vilelos recalcan que se trata de algo que tiene cientos de años, de una tradición única, que es preciso conservar cueste lo que cueste.

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