La extrabajadora que grabó presuntos malos tratos en una residencia: "Tenían atados a los abuelos todo el día"

La exempleada del geriátrico de Llíria asegura que se olvidaban de dar de comer a los ancianos
Residencia de Lliria. EFE
photo_camera Residencia de Lliria. EFE

La extrabajadora que grabó los vídeos de la residencia de Llíria en los que se denuncia el presunto maltrato a varios ancianos asegura que vio irregularidades en el centro desde los primeros días y que decidió hacer las grabaciones no por venganza, sino porque son "abuelitos indefensos" que piden "auxilio y que les escuchen". "Lloraba todos los días", confiesa María Castaño, quien trabajó como limpiadora durante cuatro meses para reemplazar a una compañera que estaba enferma y asegura que "aparte del dolor, algo que me daba rabia era que se les olvidara darles de comer".

María Castaño, natural de Colombia, asegura estar "muy contenta" con los resultados que está teniendo la publicación del vídeo, que ha llevado al Consell a realizar inspecciones al centro y a la Fiscalía a abrir también una investigación de oficio. En las imágenes emitidas se puede ver a ancianos atados, con llagas o desnudos, supuestamente desatendidos para comer e incluso abandonados tras caer al suelo.

"No quiero que metan a nadie en la cárcel. Deberían poner más personal para que se dediquen a dar de comer a los ancianos que son discapacitados, que busquen personas que de verdad lleven el amor por los abuelos en la sangre, que tengan corazón, porque son como bebés", afirma, para añadir que no ha tenido contacto ni con los familiares de los ancianos ni con personal de la residencia.

Según relata, en el centro tenían ancianos atados durante todo el día, algunos con heridas y a otros no les llevaban la comida. "Se les olvidaba darles de comer", denuncia Castaño, quien explica que en una ocasión a una auxiliar se le olvidó dar comida a un anciano "y delante de mí le dijo: ayer se nos olvidó darte comida pero hoy eres el primero y te traemos un suculento banquete".

También explica que un día que entró a limpiar la habitación de uno de los residentes, separado del resto por sospecha de coronavirus, observó que tenía unas heridas en la cabeza y cuando le iba a grabar se cayó al suelo y salió corriendo a pedir auxilio porque se quedó inmóvil con los ojos abiertos y pensó que había muerto. "Nunca vi que les golpearan pero maltrato verbal sí vi mucho. Cuando aparecían con moraduras y les preguntaba qué les había pasado, decían que las enfermeras les pegaban", asegura