Blog | Marta está harta

¿Estamos preparadas para que nuestros hijos se conviertan en adolescentes?

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El cambio de Primaria a Secundaria es muy duro para muchos niños, y un salto importante para la mayoría. Pero, y para las madres, ¿estamos preparadas para que nuestros "niños del alma" se conviertan en adolescentes que lo putoflipan? El primer día que dejamos a nuestros hijos en el instituto no somos conscientes de que el instituto es un mundo nuevo para nuestros hijos en el que debemos estar presentes. El 80% de las madres de alumnos de la Eso no ha ido nunca al instituto a hablar con profes o tutores; piensan que sus hijos son lo suficientemente mayores como para encargarse de las cosas del instituto. Y ese 80% se equivoca: una de las claves en el paso de Primaria a la Eso es que las madres estemos presentes en el instituto, ya que nuestros hijos aún son muy jovencitos para asumir cambios de hábitos o posibles problemas en la relación con sus compañeros.

Y aunque no a todos les va mal, sí todos pasan por un proceso de adaptación más o menos duro. Hay niñas o niños que soy muy estudiosos y simplemente continúan con su rutina, hay quien es introvertido y para encajar se une a los alborotadores, quien se retrae, quien deja de esforzarse porque simplemente no se encuentra a sí mismo. Y la fórmula mágica para ayudarles es estar a su lado, por si nos necesitan; e interesarnos por sus progresos. No pensar que su independencia física y una mayor autonomía social significan que ya pueden prescindir de nosotros. ¡Ni hablar!

Cuando llegan al instituto y debutan en la adolescencia es cuando hay que:

  • Hablar a diario con ellos, compartir la comida o la cena con ellos, aunque a veces sea difícil sentarse en la misma mesa que ellos.
  • Seguir controlando y organizando sus horarios y sus hábitos.
  • Conocer a sus amigos, aunque a veces pienses qué has hecho mal para que ande con esa gente. Dales una oportunidad e interésate.
  • Mantente informada: acude a las reuniones, solicita tutorías, participa en el instituto, así será más fácil entender el porqué de las cosas.
  • Ármate de paciencia porque ya no eres mamá ahora eres jo tía y lo putoflipas, y tendrás que corregirle esas expresiones más de 1.000 veces al días.

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