Blog | El periscopio

Espíritu emprendedor

NO DEJA DE SORPRENDERME el espíritu emprendedor de una asociación monfortina que, atendiendo a lo que llamamos lógica pero que no es más que una idea grabada a modo de estereotipo, debería limitarse a atender a personas con discapacidades intelectuales. Siempre hemos pensado que estos colectivos solo tienen que cuidar de los suyos y vivir de las subvenciones que las administraciones públicas dan para cubrir los servicios sociales que prestan.

Me estoy refiriendo a la agrupación Prodeme, que hace ya varios años se dio cuenta de que no podía sobrevivir de las limosnas públicas, cada vez más escasas. De hecho, Prodeme, según declaró su gerente, no recibe ciertas ayudas de los servicios sociales de la Xunta desde hace ocho años.

Así que no quedó más remedio que pensar cómo obtener dinero para dar una atención de calidad, proponiendo centros ocupacionales de empleo para los discapacitados al tiempo que se obtenían unos beneficios que redundasen en la asociación. Primero se probó con un taller de fabricación de molduras de escayola y luego se abrió una pequeña granja de terneros con el sello de calidad Tenreira Galega, así como un establecimiento en el que vender la carne de estos animales.

Siguieron pensando y contactaron con grandes cadenas de distribución de alimentos a las que venderles la carne de los animales de su granja. El negocio cuajó y el pequeño establo se convirtió en uno mucho más grande en el que actualmente se cría 1.500 cabezas de ganado vacuno.

Dieron una vuelta más de tuerca y se preguntaron por qué no aprovechar lo inaprovechable, el estiércol de los terneros. Experimentaron y el resultado fue la obtención de un abono orgánico seco de alto Espíritu emprendedor poder nutricional para las plantas. La idea cuajó y fue todo un éxito, pues en lo que va de año ya han vendido 200.000 kilos, esperando llegar en breve a producir un millón de kilos. Para ello, Prodeme hará una inversión de 600.000 euros, dinero destinado a levantar una nave de 2.400 metros cuadrados donde procesar el estiércol.

Sin parar de pensar decidieron que el troceado de madera de roble para su venta como alimento de parrillas, cocinas y hornos era una línea de negocio factible, así como utilizar biomasa para hacer astilla, un combustible que, por ejemplo, usa el hospital comarcal o la piscina municipal en sustitución del gasóleo.

Fue dicho y hecho y Prodeme acaba de adquirir una parcela de 15.000 metros cuadrados en el polígono industrial de Monforte para levantar una factoría que, según estimaciones de la asociación, generará un centenar de puestos de trabajo.

Con este espíritu emprendedor, tan inusual en la ciudad del Cabe, donde aún se piensa que se puede vivir del ferrocarril, antaño tan importante para la economía local, se logran dos objetivos. Uno es, como decía al principio, la obtención de recursos económicos (Prodeme factura tres millones de euros al año) y el otro, no menos importante, aprovechar las capacidades de los discapacitados, dándoles una tarea, un empleo, como vía para que se sientan útiles y se integren en la sociedad. En este sentido, es destacable que en vez de residencias al uso se apueste por pisos tutelados como una forma más integradora.

En resumidas cuentas, esta asociación monfortina es ejemplo ya no solo de gestión, sino también de espíritu emprendedor. No conozco ninguna otra de su tipo que haya cogido el camino de la autofinanciación, aunque al ritmo que decrecen las ayudas de las administraciones públicas para los servicios sociales no me extrañaría que más pronto que tarde imitasen a Prodeme.

El sendero está marcado y supongo que los de Monforte no tendrían problema alguno en explicar su proyecto, su realidad, a todas aquellas asociaciones interesadas en darle una vuelta de turca a lo suyo.

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