¿Es peor que los Uva?

Nos protegemos frente a los rayos solares, pero no frente a los efectos no deseados que provocan en la piel los móviles, ordenadores y tabletas 
Una mujer utilizando un móvil. AEP
photo_camera Una mujer utilizando un móvil. AEP

LOS ORDENADORES, TABLETAS Y MÓVILES están en nuestras rutinas. Cada día y cada vez más horas. Nos facilitan las tareas a desarrollar, nos permiten comunicarnos al segundo y llenan nuestro ocio, pero su uso implica consecuencias no deseadas. También para la piel.

EL PROBLEMA. La culpable de este daño es la luz, la llamada blue light (luz azul) o Hev, high energy visible (luz visible de alta energía). Esta penetra en profundidad en la piel y al hacerlo estimula la creación de radicales libres, que son los grandes responsables del envejecimiento cutáneo.

Sus consecuencias son visibles —sobre todo en la zona del mentón y los pómulos— en forma de menor elasticidad, la aparición de pequeñas arrugas y manchas de pigmentación. Ya hay un término para definirlo: envejecimiento digital.

LA OFERTA. Las firmas cosméticas y farmacéuticas han tomado buena nota y han sacado al mercado productos anti blue light. Igual que se hace frente a los rayos Uva, estos crearían una película protectora para evitar los estragos.

Entre las marcas pioneras están Germaine de Capuccini con Pollution Defense, que evita los daños de la contaminación atmosférica, solar, doméstica y digital; Uriage, una auténtica experta en el cuidado de las pieles sensibles, que incluye una protección muy completa en su Age Protect Crema Multiacción SPF30, o, en alta cosmética, Guerlain, con Orchidée Impériale Brightening Le Protecteur UV.

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