Opinión

Entre Venezuela y España

Corazón 'partío' demócrata en el puente. España afronta elecciones y Venezuela las reclama

Consuela ver que Leopoldo López y Lilian Tintori se han refugiado con su hija en la residencia del embajador español en Caracas, porque a la vista de la primera reacción del Gobierno socialista en funciones el asombro sobresaltó a la comunidad internacional. La portavoz que va de sobrada de la doble A, Isabel Celaá, dijo que el Ejecutivo español condena el golpe de Estado en vez de condenar la dictadura de Maduro, la vulneración reiterada de los Derechos Humanos, la pobreza extrema de los venezolanos ocasionada por la tiranía bolivariana y la falta de libertades y verdadera democracia. Sin duda, para la retórica de la diplomacia vulgar se queda pedir que no haya derramamiento de sangre, lo cual suscribimos todos, cuando el derramamiento de sangre es frecuente en el régimen chavista de Maduro que actúa con mano de hierro de Estado totalitario comunista revolucionario contra quienes alzan la voz en favor de la democracia. Con todo, Moncloa se apresuró a decir que López y su familia estaban en régimen de acogida en la residencia del embajador español, lo que da una idea meridiana de las limitaciones y conflictos de conciencia ideológica que nuestro Gobierno electo de izquierda y sus socios arrastran en la crisis venezolana. Se impone que Sánchez Castejón garantice la seguridad del líder opositor y de su familia tanto si solicita condición de refugiado como asilo político. Porque España debe liderar desde la UE el restablecimiento de la legitimidad democrática tras el último amaño electoral del régimen de Maduro. 

Tintori y López. EFEEl primero de mayo resultaba desalentador ver cómo los venezolanos peleaban por las libertades mientras los sindicatos españoles imploraban la consigna trasnochada del día del trabajo hablando de ofensiva reaccionaria en Europa y América Latina en solapada alusión a la operación Libertad de Venezuela. El líder de CC.OO., Unai Sordo, llegó a hacer el hispano 1 de mayo un encendido y agitador alegato en favor de Lula da Silva, referencia de la izquierda extrema española pese a estar encarcelado por corrupción. Porque ya se sabe que la corrupción de izquierdas es menos corrupción que la de derechas, esto es, el reparto no equitativo de la riqueza es menos robo frente al robo conservador, que dicen los memes de las redes. Como alguien apuntó con certera lucidez, los sindicatos españoles defienden los derechos de los trabajadores españoles pero no defienden los derechos de los trabajadores venezolanos.

Y mientras le toca a Sánchez gestionar la política exterior, España adentro se prepara para gestionar los resultados de las generales y afrontar otras decisivas elecciones municipales, autonómicas y europeas. Después de la feliz noche de la victoria, el PSOE no va a tener tan fácil lograr la gobernabilidad estable sin dar cabida en su Ejecutivo a Podemos. Si como parece, Rivera apuesta por el asalto al liderazgo de la oposición de centroderecha, Sánchez tendrá que hacer concesiones a Iglesias que ni la banca, ni el Ibex ni los empresarios ven con agrado. De modo que de aquí al 26 de mayo no se pueden descartar sorpresas a lomos de la euforia del triunfo electoral, incluidas denuncias por el recuento de voto o la repetición de las elecciones generales. La ronda de consultas que Pedro Sánchez comienza este lunes con Pablo Casado tiene por objetivo evitar su propio secuestro a manos de Podemos y los separatistas, porque en Moncloa saben que las derechas han sobrepasado, pese al descalabro de la fragmentación, los 11 millones de votos, 600.000 más que las izquierdas. Quiere eso decir que la desunión, de la que tampoco está libre la izquierda, resta fortaleza política. Y del mismo modo, la voracidad del separatismo, la crisis económica que está llegando, la deuda pública y la subida de impuestos que nos espera (26.000 millones de euros a escote) se pueden llevar por delante a Sánchez por mucho que 123 diputados socialistas mejoren los 85 de antes al tiempo que supongan 14 menos de los que tenía Rajoy cuando le tumbó aquella moción de censura tan rocambolesca. 

Una semana después de las elecciones generales, España es igual de demócrata, pero con una carga fiscal más elevada y los mismos riesgos de crisis económica y crisis institucional. Pero la operación Libertad que necesita Venezuela podría tener su razón de ser en España como maniobra de autodefensa frente al incremento del acoso separatista ilegal. Cuando sean condenados los cabecillas del golpe de Estado contra la democracia española, tirará la cabra al monte y volverán las oscuras golondrinas a revolotear con el incumplimiento de la Constitución. Puede que entonces, este Gobierno que ya no estará en funciones llame al pan pan y al vino vino. Sí, puede que entonces sí le parezca que el desafío ilegal separatista es un golpe de Estado tan condenable como el que dio Maduro en su momento. Porque lo de estos días en Venezuela no era un golpe de Estado sino la reivindicación democrática de las libertades y los Derechos Humanos que el chavismo bolivariano ha usurpado.


Premios al periodismo

FELIPE VI PRESIDIÓ la entrega de los premios Rey de España de periodismo donde el Gobierno se mostraba eufórico tras su victoria electoral. Estaban la vicepresidenta Calvo, y varios ministros como Josep Borrell, Fernando Grande Marlaska o Dolores Delgado. Nadie del PP, que lamía sus heridas en el Comité Ejecutivo del regreso al centro, acudió a la Casa de América de Madrid, donde resonaban los ecos del levantamiento democrático en Venezuela. Pocos corrillos de su majestad, que acudió sin la Reina y se fue pronto. Y mucho comentario ente los invitados por la carga política de los premios de la agencia Efe, que cumple 80 años como la Guerra Civil. Estaban muy juntos Luis Del Olmo e Iñaki Gabilondo. Y presencias de fama como Mariló Montero y Pedro Ruiz, que daba consejos en cada conversación: "Nada de política porque yo llevo casi 15 años vetado por unos y por otros". Decía. Tiene 71 años pero se conserva en los 50. El 2 de mayo, fiesta de la Comunidad de Madrid, los populares ya se dejaron ver en la esperanza de remontar el 26-M.

Iglesias prepara su marcha

EL ÚLTIMO SERVICIO que Pablo Iglesias quiere hacer a Podemos, confluencias y a sí mismo es "tocar moqueta de poder". Lo dicen entre las candidaturas municipales y autonómicas disidentes podemitas y también en las filas socialistas. Para Iglesias es imprescindible entrar en el Gobierno del PSOE, incluso con independientes, una condición que en política viste pero no existe. Los socialistas, mientras tanto, entretienen a la parroquia ofreciendo un pacto programático sin silla en el Consejo de Ministros. Pero Pablo Iglesias estaría dispuesto a renunciar a una cartera si a su Irene Montero le dan Cultura. Si no hay reparto, el secretario general de Podemos está dispuesto a retrasar la cesión del liderazgo a su pareja y madre de sus hijos. Lo previsto era hacer el relevo en vísperas del próximo día de la mujer, pero si Sánchez se resiste a darle entrada en el Gobierno puede cambiar la estrategia y hasta intentar el derribo de la mayoría socialista. Antes hay que esperar al 26 de mayo y observar la estrategia de pactos en ayuntamientos y autonomías.

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