La profesora de yoga burelesa Susana López Otero abrirá en unos días su propio negocio, algo que ansiaba y a lo que se ha animado por la pandemia para poder acoger a una decena de personas a la vez con todas las medidas de seguridad y es que el covid-19 ha entrado hasta en las mentes más acostumbradas a relajarse. Algo que ella enseña desde hace años y que en unos pocos días hará desde su nuevo local en Foz.
Un centro, que nace con el nombre de Surya Yoga & Pilates, escogido porque surya en hinduismo es el sol y cada clase de yoga comienza con una serie de posturas (asanas) de saludos al sol, recuerda López Otero, que conoció el yoga en la universidad y su primer curso fue para niños.
Poco a poco se fue convirtiendo en su filosofía de vida y el retraso en las convocatoria de las oposiciones para profesor, que parecía un escollo en su vida, se convirtió en su mejor aliado para formarse. A su primer curso para instructor en Málaga sumó un segundo como profesor en la Escuela Internacional de Yoga, en Madrid, y un Máster Internacional en Zaragoza, aunque en medio vino su experiencia más intensa con su formación en la India, en la Yogadarshanam Teacher Trainings School, en Mysore. Una formación que fue también una lección de vida, con semanas de convivencia con gente llegada de diversos países, "de Arabia Saudí, Irán, Líbano, Canadá, Alemania...", recuerda.
En sus clases, Susana transmite la necesidad de "generar conciencia de uno mismo", de ayudar a equilibrar cuerpo y mente. "Te obliga a parar y es algo a lo que no estamos acostumbrados e incluso te sientes mal sin hacer nada y con el yoga estás solo contigo mismo, permitiéndote el estar, que es de lo que se trata, de generar ese espacio por dentro", dice. Una disciplina para personas de todas las edades y condiciones físicas, porque imparte también la modalidad de restaurativo y al que suma pilates de suelo y con implementos.
En el local habrá una tienda, con camisetas de algodón orgánico y serigrafía ecológica de la firma lucense Cinco Soños, de la es también el logo y los cuadros.
