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En busca de lo artificial

La situación del campo de fútbol de Ribadeo tiene influencia hasta en el turismo

Charcos de agua en el campo del Ribadeo. AMA
photo_camera Charcos de agua en el campo del Ribadeo. AMA

ESTAS ÚLTIMAS semanas tres puntos de la misma cuerda se cruzaron en Ribadeo y la situación se enfangó por tener al estadio de fútbol Pepe Barrera de por medio. El equipo local, el Ribadeo FC, acabó la liga pero necesitaba jugar algún partido más. No pudo ser: había torneos de niños bien pequeños durante dos fines de semana seguidos. Además hubo torneo de veteranos hace unas semanas. Así que cubrimos el espectro completo: niños que empiezan, jugadores en activo a un peldaño de subir a Tercera y viejas glorias en mejor o peor forma física.

Es innegable que este aluvión de visitantes tiene que tener algún beneficio directo en Ribadeo de alguna forma. La más obvia es la que les contamos siempre: la hostelería. Esa gente tiene que comer y beber y, en ocasiones, dormir por aquí cerca.

Hay bastantes locales que en el torneo de veteranos ya ni siquiera buscan clientela: van año tras año al mismo local. Y no solo hoteles que les gustaron. Algunos restaurantes tienen reservas de año en año de los mismos equipos que llegan a Ribadeo con ganas de echar unos partidos y de correrse una juerga, por qué no.

Del otro lado está esa inmensa incógnita de futuro que son los cientos y cientos de niños practicando el fútbol (también otros deportes, pero ahora toca fútbol). Por matemática pura sería muy normal que algún crac nos fuese saliendo de aquí, que desde Iago Aspas y Lucas Vázquez es complicado encontrar gallegos en la cumbre. Ojalá.

En Ribadeo en concreto todo esto choca con una realidad que se prolonga: el estado del campo de fútbol. Es una realidad que el césped no soporta ya más partidos de los que tiene que aguantar, y menos en inviernos como este, en que no paró de llover.

Como el campo es municipal, esto se convierte por lo tanto en una cuestión política que está amenazando con enquistársele al gobierno municipal.

Siempre defendieron que iban a atender otras cuestiones que consideraban más urgentes. Es normal. No se pueden desatender los servicios sociales para atender el estado de un campo de fútbol.

Pero nadie está pidiendo que se haga con fondos propios. No hace tanto que se invirtieron casi tres millones de euros en un pabellón polideportivo que a la sazón es, tras el Pazo dos Deportes de Lugo, el mejor de toda la provincia.

La cosa empezó a ponerse difícil de sostener hace unas semanas. No por nada, sino porque se prolonga años. Así que hará tres meses que el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez, reconoció que era el momento de empezar a tratar de solucionar esta cuestión y dijo que se pondría en contacto con la Diputación para buscar financiación para un nuevo campo, esta vez de césped artificial, que siempre facilita las cosas.

De momento todo quedó ahí. No está la Diputación para las alegrías en las que se encontraba cuando pagaron el polideportivo y el año que viene es electoral, así que dudo mucho que acaben por comprometer una ayuda importante en una obra que no les va a rentar nada de nada.

El PP está de por medio haciendo su trabajo, que es el de desgastar al gobierno local, en este caso con notas que envía de vez en cuando con las consabidas imágenes del césped inundado a raíz de la suspensión de algún partido.

Va a ser complicado que esta situación se resuelva de forma más o menos rápida. Es cierto que durante décadas nadie abrió la boca y el campo está igual de estropeado que ahora.

Un ilustre veterano del equipo contaba que siendo cierto que al campo hay que meterle mano, él había jugado muchas veces con el terreno de juego en peores condiciones que las que tiene en este momento.

Eso no excusa para que se trate de mejorar una infraestructura como esa. Este año le tocó un buen pico inversor a la calle San Roque, que ahora mismo está completamente levantada. Así que entramos en terrenos puramente especulativos: ¿Cuánto de importante es el fútbol? ¿El fútbol es solo fútbol o se trata también de un servicio a la sociedad? ¿Qué se puede sacrificar para pedir un terreno de juego de césped artificial en lugar de pedir alguna otra cosa que también hace falta?

El alcalde de Ribadeo siempre contesta lo mismo: "É cuestión de prioridades". Efectivamente, nada que apelar, es cuestión de prioridades.

Con todo, da un poco de pena que venga un equipo desde Inglaterra a jugar aquí y se encuentre un campo hecho unos zorros. Más pena daba ver la calle San Roque como estaba, me podrán decir. No puedo dar una respuesta absoluta.

EL GUSTO La apuesta por el surf en Xove resultó ser todo un acierto

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