Denuncia a la marca de tractores por cobrar subvenciones de la Xunta con máquinas usadas

Eloy Castro no pagó ni las obras del local de Autocentrum

Fue condenado también por dejar a deber miles de euros a un proveedor, al que incluso llegó a demandar él cuando le llevó a juicio
Autocentrum, precintado
photo_camera Autocentrum, precintado

La trayectoria judicial de Eloy Castro incluye un amplio catálogo de asuntos relacionados con estafa, falsedad, alzamiento de bienes y delitos contra la seguridad del tráfico. Incluso llegó a entrar en prisión, tras acumular varias condenas, y las denuncias no han dejado de llegar en un goteo constante, casi todas relacionadas con la compraventa de coches, camiones e incluso maquinaria agrícola.

Sin embargo, fue a raíz de las supuestas estafas realizadas mientras tenía el negocio de Autocentrum cuando la actividad de este hombre saltó de forma definitiva a la opinión pública. Pendiente de finalizar la investigación sobre las mismas, Castro ya ha sido condenado, sin embargo, por sus actuaciones al frente de su concesionario multimarca.

Una de las primeras demandas que tuvo que afrontar fue la que interpuso uno de los autónomos que tomó parte en la construcción de las instalaciones, en este caso el que se encargó de colocar el aluminio y el acero. Según demandó ante el juzgado de Primera Instancia en 2008, le había dejado de pagar casi 17.000 euros por sus trabajos.

Castro no solo no se amilanó, sino que en respuesta presentó a su vez una demanda de reconvención contra el demandante, en el que le reclamaba 2.600 euros que, según él, había tenido que pagar a otra empresa por deudas de material que dejó el instalador metálico. El representante de esa empresa, por supuesto, negó en el juzgado que dicho pago tuviera nada que ver con lo que Eloy Castro decía, por lo que su demanda fue desestimada y él, condenado a pagar las cantidades que debía, algo que nunca hizo porque está declarado insolvente.

Pero es que, además, volvió a demandar al instalador en 2009 por supuestos defectos de ejecución de obra. Es decir, le reclamaba 3.600 euros por ejecución defectuosa de una obra que le había dejado a deber. Como parece lógico, la demanda fue desestimada íntegramente, incluso con condena a costas, que también dejó a deber.

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