'El recuerdo del fuego'. Un artículo de Ramón Rozas

Ramón Rozas escribe sobre el incendio que, en 1980, devoró el Teatro Principal y el Liceo Casino de Pontevedra
Llamas devastando la iglesia conventual de San Francisco
photo_camera Llamas devastando la iglesia conventual de San Francisco

Pocas portadas de la historia de Diario de Pontevedra impresionan más que la publicada el 16 de abril de 1980. ‘'El Teatro Principal y el Liceo Casino, pasto de las llamas’'. Bajo esa noticia se sepultaban dos de los epicentros de la vida local durante muchas décadas. Una noticia que se movió en las páginas del periódico, y en la intrahistoria local, hasta su recuperación definitiva, cuando un recital de la soprano Montserrat Caballé, el 3 de enero de 1987, dejó definitivamente en el olvido una de las noches más tristes, pero también más recordadas, en la piel de esta ciudad.

El fuego, que no entiende de sentimentalismos ciudadanos ni de historias vitales, arrasó trece años después otro de esos espacios en los que la vida fluye, en este caso a través de los libros. El 15 de febrero de 1993, 30.000 libros perecían bajo las llamas en un incendio registrado en la Librería Michelena, uno de los corazones culturales de la ciudad y muy cerca del registrado en la tarde noche del lunes.

Dos años después, otro de esos edificios que son parte de lo más simbólico de Pontevedra volvió a hacer de la noche local un imprevisible escenario para la acción de las llamas. La madrugada del 18 de junio de 1995 contempló, junto con decenas de pontevedreses que disfrutaban de una noche de sábado, como un fuego originado por unas velas arrasaba el artesonado y, tras él, la nave central y la biblioteca del Convento de San Francisco. El 5 de octubre de 1996, tras la restauración dirigida por el arquitecto Celestino García Brañas, se procedía a la reapertura del templo.

TESTIMONIO. Si algo trae consigo un incendio es la acumulación de personas que intentan contemplar un suceso espectacular, y en muchos casos histórico. Si antes esa situación quedaba impresa en los ojos de la gente, ahora las nuevas tecnologías nos llevan a captar imágenes de una manera desenfrenada.

Cuando el 7 de marzo de 2012 decenas de personas se agolpaban tras las cintas de la Policía Local de Pontevedra que prohibían el paso ante el incendio sufrido por la perfumería Tito de la Peña en la calle Oliva, comprendimos que estábamos ante un nuevo tiempo en la recepción de este tipo de sucesos, que las imágenes se multiplicarían en unos pocos segundos, pero también que las fotografías del pasado son un testimonio único. El recuerdo del fuego.

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