Los arquitectos que idearon el nuevo y demandado polideportivo ribadense, con capacidad para acoger a más del 5% de la población local en sus gradas, lo planificaron para que tenga una durabilidad de «polo menos cen anos e, como mínimo, a vida dos presentes». Así lo constataron los diseñadores mindonienses María Consuelo Fernández y Manuel Ramón García, que además apostaron por el material reciclado y por el autóctono, sobre todo respecto a la madera empleada.
Otra de las ventajas de la obra -cuyo director de ejecución fue el aparejador boalés afincado en Ribadeo José María Álvarez-, fue la de incorporar en su interior «as sedes dos clubes, algo que lle vai dar moita vida. Adóitanse incorporar os vestiarios dentro, pero non é tan normal incluir ás oficinas das asociacións deportivas».
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