El mercadillo de Monforte crece sin control mientras no llega la ordenanza

El número de puestos y artículos se ha disparado y la normativa está parada desde febrero
Mercadillo de Monforte
photo_camera Mercadillo de Monforte

En febrero del año 2011, arrancaba en Monforte un mercadillo dominical promovido por un grupo de vecinos para dar salida a artículos de segunda mano, alimentos de huerta y productos artesanales. Desde aquella la convocatoria fue creciendo y el gobierno local, primero con el BNG y después con el PSOE, hizo varios amagos de regular la actividad. Sin embargo, más de cinco años después de la apertura, el rastrillo se ha descontrolado, se venden artículos de todo tipo y origen y la ordenanza no avanza.

Este domingo el rastrillo se extendía por toda la pérgola instalada en el parque de Os Condes perpendicular al río, el anfiteatro de cemento y los senderos de tierra que comunican esas dos zonas. Además, los puestos tradicionales de la feria estaban arrinconados. Los espacios centrales estaban ocupados por mantas en las que se exponían bolsos y puestos que anunciaban grandes ofertas en productos completamente nuevos.

El alcalde, José Tomé Roca, explicó este domingo que la normativa que debe controlar, entre otros aspectos, lo que se puede vender y lo que no, está "en fase de redacción". Pero lo cierto es que ese periodo se prolonga desde febrero.

A primeros de este año, el equipo de gobierno hizo un borrador inicial de normativa que no convenció a los vendedores y promovieron una campaña de recogida de firmas en contra. Los afectados consideraban que para poner un puesto se les exigían una serie de requisitos, como estar dados de alta como vendedores ambulantes y abonar el impuesto de actividades económicas, que no podían cumplir.

Pese a ese revuelo, el 11 de febrero tuvo lugar una reunión entre el alcalde socialista y los portavoces de todos los grupos políticos con representación municipal en la que se estudió el borrador. Según se explicó en aquel momento, estaba todo encauzado para llegar a la normativa definitiva. José Tomé incluso argumentó que, mientras no llegaba el texto definitivo, el gobierno local vigilaría de cerca la actividad del rastrillo para que no se dañase el entorno del parque de Os Condes, donde se celebra la feria, y hubiese un cierto orden en la actividad.

En los siguientes mercados, la Policía Local llegó a supervisar la entrada de los vendedores y las tareas de montaje y retirada de los puestos. Sin embargo, el control se fue diluyendo y los vendedores insistieron ayer en que sigue habiendo gente que mete las furgonetas dentro del parque.

La regulación del mercadillo es un tema controvertido que tiene voces a favor y otras en contra. Los comerciantes de Monforte y los vendedores ambulantes que acuden a las otras ferias que se celebran en la ciudad, las mensuales de As Lamas y las de la plaza de abastos, son los que reclaman un control. Pero también hay división entre los propios vendedores del rastrillo, unos quieren normativa y otros la rechazan.

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