El Lugo romano que está a la vista

La calzada descubierta en Santo Domingo se sumará a la veintena de hallazgos que ya hay musealizados in situ
Calzada aparecida en un solar de Santo Domingo. AEP
photo_camera Calzada aparecida en un solar de Santo Domingo. AEP

Al aire, en la calle protegidos con cristales, en museos, en edificios públicos y hasta en tiendas es posible ver restos del Lugo romano en su lugar original. Son, a excepción de la muralla y el puente, que siempre estuvieron a la vista, hallazgos que afloraron a partir de mediados de los ochenta del siglo pasado, cuando las excavaciones arqueológicas comenzaron a sistematizarse, primero por presión de ciudadanos y colectivos concienciados con el patrimonio y, a partir de 1995, con la Ley de Patrimonio Histórico, por obligación legal.
 

Piscina de Santa María. AEP
Piscina de Santa María. AEP

A esa lista se sumarán, quizás en 2020, la calzada bajoimperial que acaba de ser descubierta en un solar de Santo Domingo y un trozo de cloaca en O Carme.

La primera actuación será abordada por iniciativa privada, dentro del hotel que el grupo Dmanán construirá en el solar, y la de O Carme forma parte de la estrategia Dusi, que promueve el Concello y está financiada al 80% por la UE. Será la primera vez que se muestre una canalización de evacuación de aguas sucias de Lucus Augusti. En este momento se está elaborando el proyecto de musealización, que incluirá la instalación de un ascensor, ya que los restos están a una cota bastante baja y el objetivo es que sean accesibles.

El gobierno local también explicó que llegó a acuerdos con propietarios de terrenos próximos para poder seguir haciendo prospecciones, ya que se considera una zona fértil. Por otro lado, confirmó que está previsto cambiar el cristal de las tres ventanas arqueológicas de la Rúa Doutor Castro, ya que alguno ya casi no permite ver los mosaicos romanos que hay debajo.

La musealización en la vía pública es siempre un reto y más en una ciudad como Lugo, con una climatología de fuertes contrastes, ya que resulta difícil encontrar el equilibrio entre la conservación, la seguridad de los materiales y de los viandantes y la visibilidad de los restos.
 

Muro en el túnel que conecta la plaza de abastos y el párking de Santo Domingo. AEP
Muro en el túnel que conecta la plaza de abastos y el párking de Santo Domingo. AEP

En las ventanas arqueológicas de Doutor Castro ya hubo que cambiar los cristales hace años tras los resbalones sufridos por varios personas. Se sustituyeron por otros antideslizantes, que restan visibilidad. También hubo que retirar una estructura en forma de cubo que se había colocado al lado de una de las ventanas como manera de advertir de esta a los peatones y que acabó provocando caídas y golpes. En la ventana próxima a la Porta Nova, el problema durante mucho tiempo fue la condensación, que impedía ver los cimientos de la contrapuerta romana.

El vandalismo es otro de los problemas a los que se enfrentan los restos arqueológicos in situ. Algunos ejemplos son los ataques que sufrieron en varias ocasiones la ventana de San Marcos, que muestra un trozo de acueducto, y la de Santa María, que protege un trozo de piscina. Algunas fueron dotadas de videovigilancia.

El Concello hace seguimiento del estado tanto de los restos que se muestran en espacios públicos como en lugares privados, según explica el arqueólogo municipal, Enrique González. La Ley de Patrimonio es clara respecto a los hallazgos que se encuentran en el ámbito de un Bien de Interés Cultural (BIC), como es el casco histórico de Lugo, y cuando la administración determina que deben ser expuestos, el titular del espacio está obligado a velar por su conservación y su visibilización.

En la práctica ese deber de conservación no siempre se lleva a cabo como es deseable, en parte porque los particulares tienen que afrontar en solitario los gastos derivados. Es más, aunque la ley establece que, en el caso de actuaciones particulares, la ley tiene que colaborar en la financiación de las excavaciones, a menudo solo lo hace vía reclamación judicial.
 

Ventana arqueológica en la Rúa Doutor Castro. AEP
Ventana arqueológica en la Rúa Doutor Castro. SEBAS SENANDE

Así, en el suelo de alguna tienda de la Rúa Doutor Castro se observa sin dificultad un trozo de mosaico de la Casa dos Mosaicos, museo municipal, pero en la tienda de al lado la ventana que debería mostrar un trozo de muro de esa vivienda romana está llena de condensación y parcialmente tapada por estanterías. Ambas ventanas carecen, además, de información de los restos que hay bajo ellas, al igual que sucede en las de la calle. El Concello considera que todo el conjunto forma parte de la Casa dos Mosaicos, donde hay amplia información.

SIN ACCESO. En otros casos el problema es de acceso. Un local comercial del Pazo da Maza alberga el único trozo de calzada romana (un cardo secundario) que ha sido musealizada in situ, pero la tienda lleva años cerrada. Sucede lo mismo con algunos restos que hay en bajos de casas rehabilitadas en A Tinería, como el que en su día acogió la sede de Proxecto Home, que ahora está cerrado., o con los del patio del Colegio de Arquitectos, que tampoco abre de forma continuada.

Hay hallazgos musealizados incluso en alguna vivienda particular, como restos de hornos cerámicos en un inmueble de la Rúa Nova. El Concello facilita el acceso a estos, como a todos los demás cuya visibilización es restringida, a estudiosos que lo soliciten.

Y luego están aquellos hallazgos que siguen en el lugar, pero a la espera de que sean acondicionados y expuestos. En el bajo de una de las casas rehabilitadas por la Xunta en la Rúa Miño, que después fue adquirido por el Concello y cedido al Breogán, está el único trozo de cloaca y de decumano (calzada oeste-este) que están destapados. En la parte posterior de la tienda de Doutor Castro cuya ventana es casi invisible está pendiente de musealización un trozo de cloaca y del decumano principal de Lucus Augusti.

Ventana en la tienda Cortés, de Doutor Castro. AEP
Ventana en la tienda Cortés, de Doutor Castro. SEBAS SENANDE

Como la principal ciudad romana del noroeste peninsular que fue, el potencial arqueológico de Lugo es inmenso y lo que está a la vista probablemente es solo una pequeña muestra. La conservación de hallazgos in situ y la apertura de museos se impulsaron sobre todo en tiempos del alcalde José López Orozco y continuaron después.

El Centro Arqueológico de San Roque, la Casa dos Mosaicos, la Domus do Mitreo -ahora en manos de la Universidad, que ya cofinanció la musealización de los restos-, la estructura funeraria de O Vello Cárcere y los muros de la basílica del foro en la parte ampliada de la casa consistorial son algunos ejemplos.

La conciencia sobre la importancia de poner en valor restos arqueológicos también ha ido creciendo a nivel social. Hay particulares que llevan tiempo invirtiendo en sacar a la luz restos, como los propietarios del balneario. El Círculo das Artes musealizó en su patio trasero restos de un templo y el grupo inversor Dmanán se suma ahora con la calzada de Santo Domingo.

Ventana en la tienda de Décimas, de Doutor Castro. SEBAS SENANDE
Ventana en la tienda de Décimas, de Doutor Castro. SEBAS SENANDE

Otra parte del Lugo romano está en cajas en almacenes, a la espera del prometido museo de la romanización, aunque también hay piezas expuestas en otros museos, como los vistosos mosaicos del Provincial. Y otra parte, imposible de cuantificar, se ha perdido, a lo largo de los siglos y en épocas recientes. La ciudad altoimperial que desapareció bajo los chalés de Recatelo, la necrópolis de A Constitución o los baños públicos próximos a la catedral son algunas muestras.

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