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El club donde hay que estar

Lugo se marca el reto de unirse a las 15 ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad

Vista aérea de Lugo. J.VÁZQUEZ
photo_camera Vista aérea de Lugo. J.VÁZQUEZ

HAY UN SELECTO club en España al que se quiere unir Lugo, el de ciudades históricas declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Hasta el momento son 15 los socios españoles que han logrado ese carné que sirve tanto para promocionarse turísticamente como para obtener fondos públicos para proteger su riqueza arquitectónica.

Ávila, Santiago y Segovia abrieron en 1985 la lista de ciudades reconocidas por albergar un casco histórico con monumentos y edificios privados singulares que era necesario difundir y a la vez proteger. Poco después se fueron sumando Cáceres, Toledo, Mérida, Córdoba, Salamanca, Cuenca, Alcalá de Henares, Ibiza, San Cristóbal de la Laguna y Tarragona, hasta llegar a los últimos fichajes, Baeza y Úbeda, que lograron el título en el año 2003. Desde entonces han tratado de unirse al club otras históricas urbes como Ferrol, Zamora o Las Palmas de Gran Canaria, que tienen ya un camino recorrido a la hora de reunir la documentación necesaria para atraer la atención de los encargados de dar las credenciales.

El Concello de Lugo también anunció hace dos años que iba a encargar a la USC el cometido de reunir documentación para elaborar un dossier, aunque el tema se enfrió. Ahora que se acercan las elecciones, la iniciativa parece haber resurgido con fuerza y la alcaldesa Lara Méndez aprovechó el pleno del estado de la ciudad, en diciembre, y una visita a Lugo esta semana de la titular de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, para anunciar la firma de un convenio con la USC para que el Centro de Estudio de la Historia de la Ciudad, un ente que tendrá su sede en O Vello Cárcere, prepare la candidatura. La propia ministra anunció su respaldo a la iniciativa, aunque lo que será decisivo para que la propuesta de Lugo llegue a ser finalista es que demuestre que tiene un casco histórico bien conservado, que no sufrió una gran alteración con el paso del tiempo y que dispone de edificios y monumentos que conforman un conjunto singular a difundir y proteger.

Si hace dos décadas, cuando la ciudad trataba de ver reconocida por la Unesco su gran monumento, se antojaba difícil competir con otras ciudades por el título de Patrimonio de la Humanidad para todo el casco histórico, hoy la idea no parece tan descabellada, ya que en estas dos décadas hubo una importante labor de rehabilitación de edificios públicos y privados, al tiempo que se logró sumar a la de la muralla la catalogación como Bien Mundial de la catedral y el Camiño Primitivo.

Todavía queda camino por recorrer, sobre todo porque hay espacios intramuros por desarrollar en el que se acumulan edificios y naves en estado de ruina. Sin embargo, quedó demostrado durante los intentos para conseguir el título para la muralla que tan importe es el lavado de cara como el interés de instituciones y ciudadanía por conseguir el objetivo y ese entusiasmo, que no se consigue con ningún estudio previo, es un factor todavía a trabajar en Lugo.

Ayudas que no se usan
El casco histórico es desde hace casi dos décadas un área de rehabilitación integral, por lo que los propietarios disponen de ayudas públicas para financiar la reforma de edificios. En las 15 fases de ayudas ejecutadas —hubo algún año que no se solicitaron—, se reformaron unas 600 viviendas, con una inversión de 4 millones, poco más de 250.000 euros por año, un pobre bagaje teniendo en cuenta la superficie que abarca.

Un Camino por explotar
El paso del Camino Primitivo por el corazón de la ciudad es un vector que debería primar a la hora de buscar la catalogación del casco histórico como Bien Mundial. Su traza urbana tiene una alta protección y es precisamente la que conserva los edificios más antiguos. Además, con la cercanía del próximo Año Xacobeo, Lugo debe prepararse para un auge importante de peregrinos que podrían optar por esta ruta.

Urbanizaciones paradas
El crisis inmobiliaria y la complejidad para desarrollar unidades urbanísticas con alta protección patrimonial paralizó varias bolsas de suelo del centro de la ciudad que ofrecen una imagen degradada desde la muralla. Algunas de ellas, como la ubicada entre San Roque y la Ronda, comienzan a ver la luz no sin críticas por parte de quienes creen que habrá un impacto visual importe con las futuras construcciones.
 

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