El cambio de hora y sus efectos sobre el sueño

La consecuencia más obvia es la desorientación, además del incremento, en un 6 por ciento, de los accidentes laborales y domésticos

CUANDO LLEGA la primavera también lo hace el cambio en el reloj, este año en la madrugada del 25 de marzo. Esta modificación no solo supone el adelanto de una hora, sino que reabre viejos debates sobre una práctica que muchos tachan de innecesaria. España —excepto las islas Canarias— se rige por el Horario Europeo Central, al igual que Alemania o Noruega. Sin embargo, por posición geográfica nos regimos por el horario equivocado, ya que nuestra hora debería ser la misma que la de Inglaterra. De momento, tan solo Canarias sigue un horario correcto y los expertos critican que esto produce un descenso en el rendimiento de los españoles respecto a otros países: nos acostamos más tarde y dormimos menos.

Pero, ¿en qué medida afecta el tener que cambiar dos veces en un año la hora de nuestros relojes?

La consecuencia más obvia es la desorientación, además del incremento, en un 6 por ciento, de los accidentes laborales y domésticos.

Por otra parte, la alteración de cara al horario de invierno también trae consigo un mayor número de accidentes de tráfico, sobre todo de atropellos a peatones.

Otras consecuencias negativas son a nivel biológico. Estos problemas se resienten aún más con el cambio al horario de verano. El primer efecto son alteraciones en el estado de ánimo, ya que aumenta la irritabilidad, el mal humor o la ansiedad.

También podemos comprobar las consecuencias al tener una sensación de mayor cansancio que provoca que disminuya la propia capacidad física e intelectual. Las defensas también se ven afectadas, de forma que el organismo queda más vulnerable a gripes y catarros.

Pero la peor consecuencia se puede observar a nivel de sueño, y es que se producen alteraciones en el descanso nocturno. El problema no se trata solamente de dormir una hora más o menos, sino que este cambio puede ser bastante perjudicial debido a que afecta al reloj bioló- gico interno. Este efecto aumenta en el caso de ancianos y niños, ya que tienen una menor flexibilidad para cambiar su ciclo sueño-vigilia, y en el caso de personas con problemas de insomnio, ansiedad u otro tipo de trastornos.

El cerebro humano tiene una serie de ritmos, establecidos en la evolución humana desde hace miles de años y cuyo nombre depende de su duración. En el caso del ciclo que dura aproximadamente 24 horas estaríamos hablando del ciclo circadiano, dentro del cual se encuentra el ciclo sueño-vigilia.

Durante este ciclo se produce la secreción de una serie de hormonas como la hormona del crecimiento —importante en el caso de niños—, el cortisol o la melatonina. Cada una de estas sustancias hormonales tiene un punto máximo de secreción ya establecido dentro de unas horas determinadas.

Por ello, la modificación en el horario provoca la variación de estos procesos cíclicos, incluso a pesar de que el cambio sea tan solo de una hora. Y es que al variar 60 minutos el reloj se estaría produciendo una especie de pequeño jet lag. Estos cambios, en principio, tienen poca repercusión debido a que los adultos apenas lo perciben y los niños se duermen y despiertan sin ninguna influencia del reloj. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden llegar a ser muy perjudiciales en el caso de personas con alteraciones del sueño que deben seguir un horario nocturno para lograr un descanso adecuado.

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