Opinión

El Barça 'después de C.'

LOS CAMBIOS geológicos se miden en miles de años y los humanos simplemente en décadas. De principios de los 60 a finales de los 80 el Barça, por ejemplo, ganaba una Liga cada doce años, que venía a ser aquello como el tránsito de la glaciación de Riss a la de Würm. Un título era una muesca excavada en la garganta de un valle por un glaciar, o uno de esos anillos radiales que se distinguen cuando se sierra una centenaria secuoya y que nos permite adivinar los años de sequía o de lluvias fértiles.

Mi primera comunión fue en el 74, año sin duda fértil para el Barça. Esa temporada se fichó a un tal Cruyff en octubre y la Liga se celebró en Canaletas en abril. Fue el año del 0-5 en el Bernabéu, que valía casi como un título. Una semanas después el Madrid le metió 4-0 en la final de Copa y en el mismo escenario. Por entonces no podían jugar extranjeros esa competición y se ve que no valía lo mismo ese holandés llamado Cruyff que un alemán de apellido Netzer. Con él tuvo que conformarse Santiago Bernabéu tras adelantarse Agustí Montal en el fichaje del holandés del flequillo rubio y el cambio de rítmo imposible. "No me gustaba su geta", dijo de él tiempo después el patriarca madridista, en una versión libre y futbolera de la fábula de la zorra y las uvas.

En 1974 se cumplían doce años sin que el Barça conquistase la Liga y por eso Cruyff fue elevado a la categoría de Dios. "No entendía porque la gente me daba las gracias de rodillas" -confesó en un documental retrospectivo-. La siguiente Liga se conquistó 11 años después, ya con Venables en el banquillo. El Barça seguía contando su calendario con magnitudes geológicas, no por años, sino por décadas. La primera Liga del Barça la celebré diciéndole al cura que era cristiano por la gracia de Dios antes de comulgar vestido de marinero. En la segunda, con 19 años, ya había incumplido buena parte de las enseñanzas del catecismo, sobre todo las referidas a la castidad. Si hacemos caso al obispo de San Sebastián estoy ya condenado hasta que deshielen los casquetes polares.

Con la segunda llegada de Cruyff, como entrenador, se produjo ya un cambio de era en la historia blaugrana, y su calendario se dividió en ‘Antes de C’. o ‘Después de C’. En Barcelona Cruyff era como Dios o como su hijo Jesucristo. Y aún lo fue más en esa segunda era. Cuatro Ligas seguidas, lo nunca visto, del 90 al 94, y en el medio la Copa de Europa de Wembley del 92, esa que ahora llaman Champions y que ‘Antes de Cruyff’’ solo jugaba y ganaba el Madrid.

Desde que Cruyff nos dejase su primera cosecha los ciclos agrarios son mas generosos, y como en los sueños bíblicos de Josué disfrutamos ahora la abundancia de las ‘siete vacas y las siete espigas gordas’. Cuenten por ejemplo la ultima década. De diez ligas el Barça ha conquistado con la de hoy siete, ni el mejor Madrid de Bernabéu. Y sigan sumando. Tres Copas de Europa, que pueden ser cuatro a principios de junio. Ya no les hablo de Copas del Rey, Supercopas o Mundalitos, pero si del primer y único triplete de España y del único ‘sextete’ del mundo. Habrá que esperar para comprobarlo, pero este 2015 va camino de repetirlo. Es lo que los estudiosos definen como la aceleración de la historia.

Podemos si quieren ampliar la edad de estudio geológico al ultimo cuarto de siglo, coincidiendo con la llegada del holandés del flequillo al banco del Camp Nou. En los últimos 25 años el Barça ha metido en su granero 13 Ligas, más que toda su cosecha de 75 años anteriores. Sí, Messi es el Messías y Guardiola el profeta que mejor interpretó la voluntad divina, pero solo Cruyff fue capaz de cambiar el calendario. Un privilegio reservado a los dioses.

Mejor para el Deportivo

De no haber ganado en el Vicente Calderón el Barça debería imponerse obligatoriamente en la última jornada en el Camp Nou al Deportivo para conquistar la Liga. Aunque el hecho de que haya pasillo previo, celebraciones y rotaciones no es sinónimo de que el Bar- ça baje mucho el pistón, sin duda es un escenario algo menos imposible para los coruñeses. Con un punto estarán seguramente salvados. Buen momento para recordar en la previa aquel cruel penalti fallado por Djukic que significó la ‘cuarta Liga de Cruyff’. No es lo mismo, pero...

Artículo publicado este lunes 18 de mayo de 2015 en las ediciones impresas de El Progreso y  Diario de Pontevedra

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