La búsqueda de un buen mánager es ahora una prioridad

Edgar, de 'La voz kids': "Si quiero hacer carrera musical no puede ser en base a ser un imitador"

Con 15 años, este lucense se quedó a las puertas de la final de ‘La voz kids’, una oportunidad que espera que le sirva para llegar lejos
Edgar Bao durante una clase de canto con su madre, María Pardo, ante Paco Rivera
photo_camera Edgar Bao durante una clase de canto con su madre, María Pardo, ante Paco Rivera

Edgar Bao Pardo tiene 15 años y estudia 4º de ESO en el IES Lucus Augusti. Y hoy puede presumir de estar entre los 18 mejores cantantes jóvenes tras competir con más de 20.000, los que se presentaron a las fases previas de La voz kids. Ayer se cumplía una semana desde que Edgar fuese eliminado en las semifinales del concurso de Telecinco para jóvenes talentos. Pero… ¿cómo empezó todo?

El miércoles me cité con Edgar y con su madre, María Pardo, en el Café Casablanca de la Avenida da Coruña, a un paso de la Academia Rossini, a donde Edgar va a clases de canto. Además, alguna vez, con otros compañeros de afición, ha actuado en el local. "La última fue hace unos días, cuando ya estaba en el concurso, y hubo abarrote. Muchos nos escucharon desde la calle".

Edgar canta desde muy niño: "A los 7 y 8 años era lo que más me gustaba y ya tenía claro lo que quería ser de mayor".

-¿Y por qué tipo de canción te inclinabas?

-De todo, me gustaba y me sigue gustando todo. Pero de más niño cantaba mucha copla, cosas de Manolo Escobar por ejemplo.

-¿Y no tenías ninguna otra aspiración profesional?

-Ninguna. Quería ser cantante y no aspiraba a ninguna otra profesión y fue por lo que en la ESO elegí una fórmula en la que ya se dan asignaturas que me van a facilitar una carrera musical.

A la tercera fue la vencida, porque el chaval ya había intentado en dos ocasiones participar en La voz kids, pero se quedó fuera no por problemas artísticos sino burocráticos. Esta última edición se grabó el pasado verano y Edgar superó la fase uno, la llamada ‘audiciones’.

En la fase dos, ‘batallas’, y en la tercera, ‘semifinales’, se quedó fuera. "No fue ninguna decepción, llegué más lejos de lo que en un principio había soñado".

-¿Percibiste algún dinero u otra compensación?

-Nada. Solo hay premio para el triunfador. Universal le graba un disco y le ayuda en su carrera, y además recibe 10.000 euros en metálico.

Tomamos en Casablanca unos refrescos, Edgar agua. Me dice que nunca ha tomado una copa: "En Navidades un culín de champán, es mi única experiencia con la bebida. Tampoco fumo. Me gustan todos los deportes, bailo bastante bien y de todo, pero no voy de discotecas todavía y en casa ayudo bastante. Sé cocinar y me gusta y también hago otras tareas domésticas: barro, sé hacer las camas…".

-¿Y novia?

-No todavía. Amigas, y más ahora desde el programa.

Uno de los mejores momentos de Edgar en el concurso fue cuando cantó a dúo con Bisbal. Suponía yo que sus buenos ensayos les habría costado, pero resulta que… "No, no ensayamos ni una sola vez ni estaba previsto. Fíjate que él ni se sabía la letra de la canción y pidió un móvil para que le sirviese de chuleta. A mí me cogió de sorpresa y no tuve tiempo ni de ponerme nervioso".

¿Imitas a Bisbal?

-Mira, rotundamente no. Yo cantaba así antes de haber oído a Bisbal. Podemos coincidir en algo, pero es casualidad. Yo no pongo nada de mi parte para parecerme a él, aunque lo admire como admiro a otros intérpretes. Si quiero hacer carrera en la música no puedo hacerla en base a ser un imitador de…

Nos acercamos a la Academia Rossini, donde Edgar estudia canto desde hace años. Su profesora, Janet Salinas, es una joven cubana que lleva al frente de la academia varios años y que al mismo tiempo es profesora del Conservatorio Superior de Música de A Coruña. Es una de las admiradoras de Edgar, pero con los pies sobre la tierra: "Tiene muchas posibilidades, pero yo le aconsejo que trate de tener otras alternativa para ganarse la vida. El mundo de la música es muy complicado y en él no siempre llegan lejos los mejores. En el éxito, en la proyección de los artistas, muchas veces intervienen factores al margen de lo artístico que tú no puedes controlar y sí pueden controlar otros. Una de las virtudes de Edgar, a pesar de su juventud, es que tiene una gran personalidad y que es el primero en darse cuenta de lo que le va bien. Otra cosa buena es que la evolución de su voz está siendo muy cómoda". Y para demostrar como está ahora mismo, Janet se pone al piano, Edgar toma el micrófono y nos ofrece una canción.

Aparte de las clases, el chaval ensaya en casa todos los días alrededor de una hora. "Canciones de todo tipo, con acompañamiento de música grabada. Y también todos los días trato de escuchar unos cuantos temas".

¿Objetivo inmediato además de fichar a alguien para que lleve su carrera como mánager? María Pardo, la madre de Edgar, toma la palabra: "Queremos grabar un disco. En principio nada de canciones originales, porque tendrían que ser muy buenas y es difícil. Mejor seleccionar una docena de partituras muy conocidas, muy populares —éxitos, en una palabra— y hacer de ellas unas buenas versiones".

Última hora de la tarde, Edgar se queda a trabajar con su profesora de canto. María recibe la llamada telefónica de un posible asesor para el chico. Les queda un difícil camino en un mundo en el que muchos son los llamados y pocos los elegidos.

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