Días de examen

CIEN días de Gobierno es tiempo para la reflexión. Debería ser el primer examen parcial aunque en este caso ha habido ya una huelga general, unos graves sucesos en Barcelona y unas elecciones en Andalucía, que condicionaron casi todo. También debería ser tiempo de reflexión para quienes hace poco viajaban en coche oficial, explicaban y justificaban decisiones como la congelación de las pensiones o el recorte salarial a los funcionarios. El Gobierno se ha equivocado y también la oposición que viene del poder. El ejercicio del poder implica algunas servidumbres, al menos hasta cien días después de haber pasado a la oposición. El sindicalismo a tiempo parcial, compartido con el coche oficial, no es creíble. El Gobierno se equivocó en condicionar su política, la de los silencios y aplazamientos, a las elecciones andaluzas. El objetivo de ocupar todo el poder de las Españas se impuso al deber de informar del grave diagnóstico del país y de aplicar con urgencia la medicina de choque. El Gobierno se equivoca, y será un alto coste para el país, si piensa realizar el tránsito de las reformas sin un apoyo social y político amplio, más allá de la legitimidad que le otorga su mayoría absoluta. El oráculo de Merkel y la imposición de quienes en la práctica tienen intervenida España ofrecen dudas contrastadas de éxito; obligan pero caben matices, como ya demostró Rajoy. Si nos atenemos a resultados, Cameron, por ejemplo, ya no es modelo. El camino exige más apoyos que el de los votos de la mayoría en el Congreso y que el aplauso de la misma derecha madrileña y mediática que descaradamente trabajó para cargarse a Rajoy después de las elecciones de marzo de 2008, y que tenía y tiene como lucero ideológico a Esperanza Aguirre: el neocentralismo y el dogmatismo del converso, aunque sea al liberalismo. La oposición se equivoca si, sin haber colgado el terno con rayas, se coloca con la pancarta al frente de la manifestación. La deriva demagógica puede desgastar al Gobierno pero seguro que mina al país y supone riesgo para quien la practica.

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