"Desechamos un tercio de los alimentos que se producen y esto tenemos que pararlo"

La app Tapper pretende reducir el desperdicio de alimentos. Para ello pone en contacto a pequeños comercios como panaderías, fruterías y restaurantes que a través de esta aplicación pueden vender los productos que estén a punto de caducar a un precio rebajado para los usuarios de la aplicación móvil. Aunque nació en Barcelona, la aplicación móvil desarrollada por Sara Lagoa y Jesús González, de Cangas y Vigo, ahora tiene la vista puesta en Galicia
Sara Lagoa y Jesús González
photo_camera Sara Lagoa y Jesús González

Aunque nació en Barcelona, la aplicación móvil desarrollada por Sara Lagoa y Jesús González ahora tiene la vista puesta en Galicia, pues la idea ha sido seleccionada junto a otros cinco proyectos emprendedores en la segunda edición del Vodafone Connecting for Good Galicia. Se trata de un programa con el que la Xunta y la operadora de telefonía pretenden impulsar la innovación tecnológica al servicio de la comunidad. Gracias a esta iniciativa, estos dos jóvenes de Cangas y Vigo podrán poner en marcha Tapper a partir de septiembre y empezarán por Vigo. Además, optan junto al resto de proyectos ganadores a un premio de 25.000 euros.

¿Cómo esperáis que funcione esta aplicación entre los gallegos?
Sabemos que en Galicia no hay tanta cultura del despilfarro como puede haber en Barcelona, pero por las características de la gente de aquí creemos que puede tener buena acogida.

"En la app existe un contador de los kilos de comida que se han recuperado; es una manera de visibilizar el progreso"


Se entiende que vuestros ingresos vendrán a través de vuestros clientes, los restaurantes, ¿no es así?
Esa es la idea, pero eso será en el futuro. De momento, lo que queremos es que funcione y que se utilice, que cambie el hábito de la gente y se conciencie sobre el tema de la reducción del desperdicio alimentario. Más adelante sí que puede ser una opción de monetización, pero en principio no se van a obtener ganancias de la actividad, será gratuita tanto para clientes como para usuarios.

La vocación de la app es ambiental, pero, ¿también es solidaria? ¿Habéis pensado en hacer donaciones a bancos de alimentos, comedores sociales o personas sin recursos?
En Barcelona participábamos en las fiestas de concienciación sobre el desperdicio, que son comidas populares donde se cocinan alimentos recuperados, que no iban a ser consumidos. Estos menús son gratuitos para todo el mundo, esperamos ir haciéndolas también aquí. Además, cuando desarrollemos un poco más la app, existirá una opción que avisará con una alarma a las asociaciones de recogida de alimentos cuando haya productos que al terminar el día no se han vendido a través de la aplicación. Así, las organizaciones podrán pasar a recogerlos a las tiendas en última instancia. Pero sí, la vocación principal es medioambiental y lo que más nos interesa es que las personas sean más conscientes de todo lo que desechamos.

¿Y puede ayudar una app a esta concienciación sobre los desperdicios? ¿En qué medida?
Creemos que sí, como sociedad aún no tenemos demasiada conciencia sobre el impacto negativo que tienen nuestros desechos en el medio ambiente ni de todo lo que despilfarramos, que es ni más ni menos que tercio de los alimentos que se producen y esto lo tenemos que parar. Gran parte de esta cantidad puede ser aprovechada. Creemos que con una app y su uso  por parte de la gente de a pie se puede ir generando una preocupación, pues al final es una cosa de todos. En la aplicación toda la comida que se salva se contabiliza; existe un contador de los kilos de comida que se han recuperado, va por usuarios y por ciudades. Esta es una forma de visibilizar los progresos y el problema.

¿Cuál es el circuito que sigue la aplicación móvil para conseguir esta recuperación de alimentos?
Por ejemplo, que una panadería o frutería que tiene comida que no puede vender el día siguiente tenga la posibilidad de publicarla en la app unas horas antes de cerrar y así poder venderla a última hora del día. Y por otro lado, que los usuarios tengan acceso a productos con descuentos. En última instancia, si hay comida que sigue sin venderse, se donan estos alimentos a comedores sociales. La idea de este ciclo es que se tire lo menos posible, sobre todo si son alimentos que pueden ser consumidos.

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