El cura de Vieiro: "Abalanzáronse sobre min e gritei, pero tapáronme a boca"

El hombre, de 84 años, relata el asalto que sufrió por parte de tres encapuchados, que lo abordaron al entrar en la rectoral

Casa rectoral de Vieiro. AMA
photo_camera Casa rectoral de Vieiro. AMA

Don Luis, de 84 años, lleva "56 ou 57" de sacerdote en la parroquia vivariense de Vieiro, donde es muy querido y donde este sábado recibía las visitas de los vecinos para interesarse por su estado después de que el viernes fuese asaltado por tres encapuchados que lo abordaron cuando entraba en la rectoral, lo amordazaron y ataron de pies y manos a una silla con cinta americana. "Eran as sete da tarde, ía entrar á casa ao saír da misa e cando estaba abrindo a porta abalanzáronse tres sobre min. Empecei a gritar, pero enseguida me taparon a boca", relata.

El sacerdote comenta que antes no había notado nada extraño y que lo pillaron totalmente por sorpresa. "Estaban escondidos detrás duns buxos", dice sobre unos asaltantes que llevaban "pasamontañas, guantes e unha pata de cabra" que usaron para hacer destrozos en el interior pero que no utilizaron contra él. "Fisicamente non me fixeron nada", aclara don Luis, que solo se hizo algo de daño en la boca al ser amordazado "cunha cinta moi forte". Una ambulancia lo llevó al centro de salud de Viveiro pero estaba bien y al salir acudió a la comisaría de la Policía Nacional a declarar, ya de noche.

El cura relata que nada más entrar en la casa los encapuchados le preguntaron por el dinero. "Eu díxenlles onde estaba, nunhas caixas que tiña de aforros da igrexa, pero dixeron ‘aquí no hay nada’ e despois foron para o piso de arriba, andiveron polas habitacións revolvendo todo", comenta la víctima, que calcula en "mil euros, arriba ou abaixo" el botín que se llevaron. Detalla que los ladrones se pararon especialmente en el despacho, situado en la planta baja, y también en su habitación, pero revolvieron todas las estancias y abrieron muebles en busca de dinero en efectivo. No se llevaron ningún otro objeto de la casa, en la que rompieron con la pata de cabra la puerta del vestíbulo y la del despacho. "Eses foron os desperfectos máis importantes", reseña.

El sacerdote pasó la noche del viernes al sábado en la vivienda de su hermano, no muy lejos de la suya también en Vieiro

Don Luis aclara que los asaltantes lo ataron a una silla en el despacho pero antes de marcharse de la casa. "Primeiro amordazáronme para que non falase e despois mandáronme sentar, atáronme os pés e as mans á silla e directamente marcharon", cuenta el sacerdote, quien apunta que los ladrones hablaron en contadas ocasiones, solo para decir "cállese", "dinero", "aquí no hay nada" y "siéntese", y que lo hicieron en un castellano con "acento normal".

Al ver que se habían marchado y comprobar que, aún atado a la silla, podía moverse, don Luis salió de la casa, pasó por delante de la iglesia y subió pista arriba hacia la vivienda de sus vecinos más próximos. "Como vin que podía andar viñen por aquí como puiden", dice el cura, al que su vecino David vio por la ventana y junto a su padre Lolo salieron a auxiliarlo, le quitaron las cintas de la boca, las muñecas y los tobillos y llamaron al 112, que movilizó a Policía Nacional, Policía Local y 061.

La Policía Nacional continúa con las averiguaciones para tratar de identificar y localizar a los autores del robo y tras realizar una primera inspección del lugar nada más producirse los hechos este sábado por la mañana agentes de la Científica acudieron de nuevo a la casa. Creen que tenían estudiada su rutina.

El sacerdote pasó la noche del viernes al sábado en la vivienda de su hermano, no muy lejos de la suya también en Vieiro, pero este sábado contaba ya regresar a la rectoral. "Agora sei que non veñen", comentaba don Luis, quien añadía que era la primera vez que sufría un asalto de este tipo en su casa, pero que tanto en la iglesia de Vieiro como en la de Xerdiz, en Ourol, que también lleva entraron a robar en distintas ocasiones. "En Xerdiz entraron cinco ou seis veces, rompendo portas e todo", recuerda el cura, que aunque no sufrió daños físicos está afectado por lo sucedido. "Estamos completamente inseguros, na casa, na igrexa ou na rúa. Non pode un ter confianza porque cando menos se pensa...", decía.

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