Un cuartel de la Benemérita en el jardín

José García Maside recreó un puesto en su casa para reunir todo lo que coleccionó por amor al cuerpo a lo largo de 50 años ► Uniformes o vehículos son algunas de las piezas que pueden verse en el museo privado de este miembro honorario de la Guardia Civil
José García Maside, en su museo. SEBAS SENANDE
photo_camera José García Maside, en su museo. SEBAS SENANDE

José García Maside no pudo entrar en la Guardia Civil, pero la Guardia Civil acabó entrando en su casa. Al principio, acumulaba los numerosos objetos o curiosidades que le daban los varios amigos que tiene en la Benemérita en el salón de su casa. Hasta que fueron tantos que se dio cuenta de que, en realidad, tenía un museo. Solo le faltaban los muros, pero eso no fue impedimento. Con un arquitecto experto en el diseño de estos espacios, Maside —como es conocido— erigió un puesto de la Guardia Civil en el jardín de su casa en O Corgo, aprovechando una antigua cochera, y lo llenó de historia.

No es de piedra, como el puesto que había en Gomeán —y que una foto recuerda a la entrada—, sino que su apariencia corresponde a la de los puestos más actuales. Sin embargo, de aquel de O Corgo conserva la reseña que lo referenciaba en el periódico dedicado al cuerpo El Mentor del Guardia Civil, una de las muchas publicaciones del cuerpo que se amontonan en las estancias de este museo particular único en España.

Aprovechó una cochera de casa, pero encargó la obra a un arquitecto experto para asemejarla al máximo a los cuarteles existentes

Los muebles que las guardan también son auténticos; esto es, alguna vez cumplieron su función en distintos cuarteles. Pero no sólo eso, sino que ofrecen un recorrido de la evolución de las oficinas, desde la madera maciza utilizada antaño hasta las mesas metálicas de los años 70. Con los uniformes pasa otro tanto: de uniformes de gala a cazadoras de cuero, de las capas y capotes a los trajes NRBQ, de protección ante la posible radiación nuclear. No falta detalle en nada, ni tampoco faltan medios.

El museo particular de José García Maside alberga también vehículos, dentro de una sala que recrea específicamente lo que era el destacamento de Tráfico de Baralla, también desaparecido. En este lugar pueden verse dos motos BMW, los modelos R1100 y K75, así como el Citröen BX que se utilizaba en los 80. Y no falta lo curioso, un cartel de normas en el garaje o el primer traje de aguas.

Las fotos son constantes en todo el museo, pero en la sala de Tráfico se sobreponen. En una de ellas, Maside en los años 60, con la primera moto que llegó al destacamento de Tráfico de Baralla, de donde es natural. En la otra, subido a una de las motos actuales.

Agentes de toda España se acercan para conocer de la mano de José García Maside estas instalaciones únicas en todo el Estado

El resto de las estancias lucen fotos de otros amigos guardias civiles, como el ya fallecido capitán José Iglesias, o su propio hermano, en un lugar de honor. Incluso tiene fotos con la reina Leticia y el rey Felipe VI, cuando fue nombrado Guardia Civil Honorario, previo informe favorable del Consejo Superior de la Guardia Civil en 2017, una figura que el cuerpo creó en el año 2000 para reconocer las trayectorias extraordinarias con la institución. "Fue como estar en las nubes, un orgullo", indica.

El museo particular de este Guardia Civil honorario cuenta con cincuenta años de trabajo que acabará donando a la Comandancia de Lugo. Pero, de momento, es él quien abre las puertas a los miembros del cuerpo que, desde distintos lugares del Estado, se acercan a su jardín.

Gabinete de curiosidades 
El museo particular de José García Maside es, en definitiva, un museo de historia. En él puede verse desde una bicicleta con su dinamo y oxidada, de cuando el servicio se realizaba en bicicleta, hasta un sable utilizado en la guerra colonial en Cuba. 

A Maside no le falta sentido del humor. Incluso una de las mesas luce la denuncia que una vez recibió de la Guardia Civil, entre insignias, divisas, emblemas, condecoraciones y libros de providencias. 

Familia 
Por supuesto, para mantener este museo reconoce como imprescindible el apoyo de su mujer y sus hijas, que también están "implicadísimas".

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