Cuando Lugo se echó a pie

Recuerdos y anécdotas, detractores y defensores, pero sobre todo, cambios. Hace veinte años comenzaba la peatonalización del casco histórico de la ciudad

Vecinos con sus mascotas por la Rúa Nova
photo_camera Vecinos con sus mascotas por la Rúa Nova

El "suicidio político" que pudo suponer la peatonalización del casco histórico para Joaquín García Díez, alcalde de Lugo por aquel entonces, acabó resultando un "acierto mayúsculo". Los más conservadores se mostraban reticentes a cambiar sus hábitos y costumbres bajo el pensamiento de "mejor malo conocido que bueno por conocer", mientras que otros ciudadanos apostaron por un cambio global que a día de hoy define la ciudad.

En un primer momento, explica García Díez, "fue complejo, como todos los cambios bruscos". "Pusimos en marcha una obra no solo física, sino de mentalidad. Se rompieron costumbres y tradiciones ya que el coche estaba muy arraigado al casco histórico. Aun así, teníamos claro que no podíamos ceder ante la presión de colectivos o de negocio. Estudiamos muy a detalle la situación y vimos que era lo mejor para Lugo".

El exalcalde recuerda que su equipo analizó otras ciudades, "como León, Victoria u Oviedo, que presentan un casco histórico similar, e incluso otros puntos de Europa. Y no había otra alternativa que no fuera esa. Llevamos a comerciantes locales a estos lugares para que intercambiasen opiniones con empresarios de la zona".

Cambios en Lugo

El exalcalde recuerda como un momento delicado cuando, en pleno proceso de remodelación, una asociación de comerciantes se plantó en su despacho con un notario, "que únicamente tomó acta de la reunión", y le dijeron una frase que jamás podrá borrar de su cabeza: "Te hacemos a ti responsable subsidiario de la ruina de nuestros negocios".

Joaquín García Díez: "En pleno cambio, un colectivo me visitó para hacerme responsable subsidiario de la posible ruina de sus negocios"

Cuando finalizaron las obras, las mismas personas regresaron de nuevo, esta vez sin notario, y le pidieron que no volviera a pasar un coche por ahí. El cambio les había convencido.

Pero, además, el actual diputado por Lugo en el Congreso puso en jaque su puesto de alcalde en busca de la financiación que la ciudad necesitaba en aquel momento para acometer la operación, una polémica decisión que tuvo su recompensa meses después."En su día acepté un suicidio político. Lugo aspiraba a obtener un Plan Urban que se le concedió a Pontevedra, yo expuse que si la Xunta no compensaba a Lugo yo dimitía como alcalde. Los 900 millones se convirtieron en 2.400 que nos permitieron hacer muchos cambios en toda la ciudad. Salió bien, Lugo necesitaba un impulso", asegura.

Hoy. A la hora de valorar la situación actual del comercio en el casco histórico, el exalcalde se muestra crítico y señala la ausencia de aparcamientos en las proximidades del centro como principal causa del bajón que está experimentando. "Me preocupa el pequeño negocio. Creo que está sufriendo principalmente por las dificultades que se encuentra el cliente a la hora de aparcar. El no tener el sistema de la Ora complica esto. De nada sirve rehabilitar si no hay actividad, en eso es en lo que debe trabajar Lugo, en dinamizar la zona",opina.

García Díez califica de "pequeñas correcciones" las actuaciones que el ayuntamiento está aplicando a los problemas de movilidad de la ciudad. A su juicio son insuficientes. "Creo que hay mucho remiendo, pero poco proyecto global como el que se hizo entonces. Se debe potenciar la actividad económica, con el comercio y el turismo como motores", afirma.

NEGOCIOS. La visión sobre la peatonalización de Lugo que tienen la mayoría de los negocios del casco histórico es coincidente con la de su impulsor, aunque tiene matices en función del sector al que se pregunte. Aun así, prácticamente ninguno de los negocios consultados opina que el cambio fuera negativo para la ciudad.

El responsable del establecimiento Taberna Daniel comenta que tanto la peatonalización como la declaración de la muralla como Patrimonio de la Humanidad atraen a más gente a la zona, sobre todo en verano. "Aquí desde que la muralla es Patrimonio de la Humanidad tenemos más gente, sobre todo en verano; en invierno no tanto, ya que la lluvia condiciona bastante. El Camino Primitivo también atrae a muchos turistas. Nosotros notamos el cambio de la peatonalización para bien", afirma.

Cambios en Lugo_2

No obstante, este hostelero cree que la anterior disposición del casco histórico también ofrecía servicios que le interesaban a su sector. "Es cierto que el aparcamiento que había antes en la Praza de Santa María permitía acercarse a los clientes; es de lo poco que yo rescataría", asegura.

Uno de los recepcionistas del Hotel Méndez Núñez coincide en que la peatonalización supuso una mejora para el establecimiento. Entre otras razones, porque se sigue permitiendo a los clientes acceder hasta la puerta con sus vehículos. "En nuestro caso, la peatonalización ha supuesto una mejora. Notamos una mayor afluencia de gente, ya a partir de primavera, aunque el verano es la mejor época", explica.

Con todo, también hay opiniones menos positivas. Desde el establecimiento de Frutas El Castillo,situado en la Praza de Campo Castelo, la encargada comenta que el negocio notó un bajón de afluencia y de ventas con la peatonalización de este y otros espacios del casco histórico. "Antes los clientes llegaban y cargaban, mientras que ahora es complicado que alguien que no sea de la zona se acerque a comprar fruta y la vaya carretando", afirma.

La encargada de Frutas El Castillo dice que ahora tienen más pedidos a domicilio y en la otra tienda que tienen en la ciudad. "Supongo que la crisis también habrá influido", admite.

La peatonalización del casco histórico también fue una oportunidad para seguir conociendo aspectos de la ciudad romana, ya que el levantamiento de algunas calles sacó a la luz restos arqueológicos. Avanzar en la recuperación de espacio para los peatones es un reto para los actuales políticos.