Dos lucenses -un hombre y una mujer con iniciales F.L.Q. y J.C.L.- fueron condenados a penas de cárcel por aceptar un trabajo que consistía en recibir dinero en su cuenta y enviarlo a Ucrania, quedándose con un pequeño porcentaje de cada envío.
Aunque a priori realizar transferencias al extranjero no sea un delito, el problema en este caso es que el dinero que les ingresaban sus presuntos jefes procedía de cuentas de terceros que no habían dado su consentimiento. Es decir, una estafa en toda regla que acabó en el juzgado en cuanto las víctimas se dieron cuenta y lo denunciaron.