Los acusados acudieron a la vivienda de la denunciante el 15 de julio de 2019 para cobrar una presunta deuda que tenía la empresa de su esposo. Los dos hombres detuvieron su coche -un Ford Fiesta con los rótulos: Cobro de morosos y La funeraria del cobro- y empezaron a pitar con las luces intermitentes encendidas y la música a todo volumen.
El coche estuvo parado de este modo delante de la vivienda durante más de hora y media, hasta que la mujer salió hacia la cancilla de su finca y les pidió que se marcharan, ya que si no llamaría a la Guardia Civil. En ese momento, uno de los acusados comenzó a reírse y le dijo: "Llámala, llámala". Acto seguido, los acusados estacionaron su coche delante de la cancilla del vecino de enfrente y el hombre les pidió que se fuera de allí, a lo que le respondieron si él no debía nada. Los acusados ya habían estado frente a la vivienda de la mujer unos días antes, haciendo fotos e insultándola.
Los hombres afirmaron en el juicio que acudieron a la casa a notificarle una deuda y que el encuentro fue "cordial", pero el juez le dio mayor credibilidad a los testimonios de la mujer y de sus vecinos.