Condenado por robar güisqui y refrescos tras esconderse en un pub

Sus huellas estaban en una botella del local y dijo que los clientes se servían solos, pero la jueza no le creyó y la sentencia dicta año y medio de cárcel

El juzgado de lo Penal número 1 de Lugo impuso una condena de año y medio de cárcel a un joven que se escondió en un pub hasta que cerraron para robar botellas de güisqui y refrescos. La Policía Nacional encontró sus huellas dactilares en una botella del local y el acusado dijo que entró a tomar algo y que la agarró porque los clientes se servían solos, pero la jueza no creyó su versión y acabó siendo condenado.

La sentencia considera probado que el 3 de octubre de 2015, el acusado estuvo en el establecimiento Las Palmeras, en la Rúa Tui, y en un momento dado se escondió en algún lugar del local.

El hombre se quedó dentro hasta que su propietaria lo cerró y se marchó.

Posteriormente, entre la una del mediodía y las cuatro de la tarde de ese mismo día, el acusado se apoderó de una caja de 24 refrescos de Redbull, 3 botellas de Johnie Walker Rojo, dos de Johnie Walker negro, otras dos de Cardhu, dos botellas de Chivas, tres de Ballantines, y dos de Ron Cacique. Además, el condenado aprovecho para llevarse la caja registradora del local.

El valor de la mercancía robada ascendía a 247 euros y la caja registradora tenía un valor de cien euros. Además, el acusado ocasionó desperfectos en la puerta del establecimiento.

La afectada denunció los hechos y los investigadores encontraron huellas del acusado en una botella de Licor 43 que había quedado en el pub.

El hombre fue juzgado en el Penal número 1 de Lugo y alegó en su defensa que era habitual en el local que le dejaran las botellas a los clientes para que se sirvieran ellos mismos. Sin embargo, la dueña del pub explicó que la botella en la que aparecieron las huellas llevaba meses sin tocarse y negó tajantemente la versión del acusado sobre esos supuestos usos de los clientes que acudían a su negocio.

La jueza concluyó que la explicación del joven carecía de toda lógica y que las huellas dactilares que aparecieron en la botella constituyen una "prueba irrefutable" de que el hombre cometió la sustracción. "No existe explicación lógica de ningún tipo de porqué estaban las huellas del acusado en la señalada botella y, consiguientemente, sólo se pude alcanzar el pronunciamiento condenatorio", expone.

El acusado recurrió la sentencia del Penal ante la Audiencia de Lugo, pero la sala provincial confirmó la condena, que ya es firme.