La comunidad de O Couso, en Samos, vive el aislamiento con "tranquilidad"

El único cambio notable es que la casa de acogida está vacía en una época en la que suelen llegar visitantes
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photo_camera Comunidad de O Couso, en Samos. EP

Arreglar la casa de acogida, trabajar la huerta, recoger leña... Así es el día a día de O Couso, una comunidad creada hace seis años en la parroquia de Freixo (Samos), que vive con "tranquilidad" y con su rutina habitual el estado de alarma, pero sin recibir visitas.

Solo cuatro personas se encuentran durante estos días en la comunidad, las mismas que durante el invierno. "Cuando empieza a venir la gente es en primavera, antes llega muy poca. Ahora estamos como si fuera invierno, pero en primavera", explica Javier León, uno de los dos peregrinos que puso en marcha O Couso. Este es un proyecto de ecoaldea, una casa de acogida y en un futuro busca ser una comunidad y una escuela de dones y talentos.

Semana Santa es la época de inicio de la llegada de los visitantes al lugar, por el que pasaron cientos de personas de países de una buena parte del mundo, desde Europa hasta Asia y América. "Somos un referente. La gente viene a interesarse por nosotros. Nosotros aplicamos la economía del don, no cobramos a nadie, y en las comunidades suelen cobrar alguna tarifa", cuenta Javier León. Ante la crisis sanitaria algunas personas que tenían previsto visitar O Couso durante una temporada ya les comunicaron que no lo harán. Así, en la comunidad se quedaron "de alguna forma aislados".

Cuando estalló la crisis sanitaria un peregrino mexicano se quedó "tirado" y ofrecieron que fuera a la comunidad, pero finalmente se ocupó de él la Guardia Civil.

Además de recibir a los visitantes, el proyecto programa algunas actividades, como un encuentro utópico previsto para julio. Este se mantiene y contará con la intervención de, entre otros, Emilio Carrillo, quien fue vicealcalde de Sevilla y, tras sufrir un accidente, abandonó la política y es escritor.

Según señala el promotor del proyecto, siguen con sus trabajos diarios. "No cambiamos absolutamente nada, tenemos la misma rutina", aclara León. En estos días trabajan en el huerto y continúan con los trabajos en la casa de acogida. "Terminamos el tejado y los suelos. La obra más grande está finalizada y ahora estamos recogiendo todo el desmadre. Ante el estado de alarma tuvieron que irse los obreros", explica.

Los habitantes de O Couso intentan hacer "vida normal, con la casa de acogida vacía", señala Javier León, a quien la declaración del estado de alarma lo pilló en Escocia y regresó antes por el temor a que se prohibiera volar.

Él es el único de los cuatro habitantes que sale de la comunidad para realizar la compra y le llama la atención encontrarse las calles y las carreteras vacías.

Ante la crisis sanitaria, asegura, no toman ninguna medida especial, únicamente lavar más las manos, como recomiendan. "Estamos tranquilos", afirma.

Este vecino de Samos considera que en Galicia la pandemia por Covid-19 "se vive de forma menos exagerada", ya que junto a las viviendas se suele disponer de una propiedad y se puede pasear por ella. De esta forma, asegura que se dieron cuenta que su apuesta por vivir en el campo, rodeados de la naturaleza, fue una "buena elección". "Hablo con amigos de Madrid y Barcelona y allí están mucho peor. Algunos en pisos de 50 metros cuadrados sin un espacio para salir", señala.

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