La pionera iniciativa que ya ha permitido a cientos de consumidores elegir su brick de leche ideal, ese que reúne todas las características que buscan en el producto cuando lo compran en el supermercado, y les da además el poder de decidir cuánto están dispuestos a pagar por él, se extiende ahora a los huevos. ¿Camperos, ecológicos, con un amarillo natural en su yema, grandes, de gallinas alimentadas con mucho cereal? Cualquier persona puede votar en la web www.lamarcadelosconsumidores. es para participar en el revolucionario proyecto de comercio justo impulsado en España por una francesa afincada en Madrid, Annaïck Locqueneux, tras el éxito que cosechó en su país el movimiento '¿Quién es el jefe?'.
Basta con cubrir un cuestionario online en el cual el ciudadano tendrá que elegir qué tipo de alimentación quiere que tengan las gallinas, si su crianza debe ser en jaulas o en libertad, cuestiones sobre el color de la yema o el embalaje que prefieren para los huevos. El abanico de opciones entre las que pueden elegir los usuarios a la hora de crear el producto hacen que el precio de venta al público de una docena de huevos pueda oscilar entre 1'27 y 5'06 euros. A medida que el consumidor marca una u otra posibilidad ve, en tiempo real, cómo varía el precio.
Esta iniciativa pretende concienciar a la sociedad sobre el consumo sostenible y el comercio justo
La primera pregunta está relacionada con el medio en el que viven las gallinas ponedoras. Una de las opciones es que se críen en una jaula acondicionada, con un nido, un espacio para escarbar y darse baños de arena o una lima de uñas a su disposición. El precio sube si el animal vive con mayor libertad dentro de un gallinero, y aumenta un poco más si se trata de gallinas camperas, que pueden pasar el día en el exterior y dormir resguardadas. Y si el consumidor quiere huevos ecológicos en su alimentación, el importe de la docena pasará de los cuatro euros.
El tamaño también importa. Se puede elegir entre mediano, grande o XL. Cuanto más pesa, más caro es. Y cuanto más grande, más fina es su cáscara y menos protegido está del entorno externo. La alimentación del animal también es clave. Poner un huevo requiere mucha energía y la aportan en buena medida los cereales que coma la gallina, que contribuyen a que su alimentación sea más natural. Los participantes en la encuesta podrán escoger que su peso en la dieta llegue al 60% sin que el precio apenas suba. ¿Y el color de la yema, ese que tanto importa para presentar una buena tortilla? El tono del amarillo, para muchos un elemento que determina la mayor o menor calidad de los huevos, depende del tipo de alimentación de la gallina. Por eso los 'de casa' suelen tener un color más fuerte. En todo caso, puede intensificarse con la incorporación a la dieta del animal de alimentos de origen sintético o natural y, en este último caso, la docena sale un poco más cara.
Otra de las preguntas se refiere a la proximidad entre el centro de embalaje y el de producción. Cuanto más cerca se encuentren uno del otro, menor será la huella de carbono, lo que implica menor impacto ambiental y la disminución de los costes de transporte, lo que baja el precio al consumidor. La votación estará abierta hasta el 31 de agosto y ayer ya habían participado más de 740 personas. Con los resultados se creará el producto con sello del consumidor.
