Con la boca pequeña (sí pero no), la presidenta del Congreso reprende a los partidos por el exceso de comisiones parlamentarias, con amenaza de colapso: 41 en actividad (?). Ana Pastor señala que "hay que medir las fuerzas", y el presupuesto, porque supone un desembolso extra de medio millón de euros al mes a los diputados, más otros cincuenta mil a los servicios de transcripción, también saturados. De todos es sabido que las comisiones de investigación, en la práctica, no resuelven nada, pero los congresistas van a lo suyo, a por una retribución extra, engrosando el sueldo que ya tienen asignado, desmesurado si lo comparamos, y hay que hacerlo, con el de la mayoría de los mortales, sin que muchas de ‘sus señorías’ den por ello un palo al agua, como no sea el de ocupar el escaño y hacer (los más relajados) los crucigramas del día. Aún habrá quien diga que los políticos de las cámaras (alta y baja) están mal pagados, comparándolo con no se sabe qué. Por eso el cobro de comisiones supone una bicoca añadida, cuya utilidad no se corresponde en absoluto con el desembolso a cargo del indefenso contribuyente. Y ninguno de los beneficiados protesta. Todos a una.
