Los comerciantes de Frigsa, a la expectativa

La reordenación de puestos genera incertidumbre entre los vendedores y existe división de opiniones en torno a la resolución
Un comerciante esperando por clientes a última hora de la mañana. MARÍA G. MORADO
photo_camera Un comerciante esperando por clientes a última hora de la mañana. MARÍA G. MORADO

La reordenación del mercadillo de Frigsa ha generado una ola de incertidumbre entre los comerciantes que cada martes y viernes instalan allí sus puestos. De hecho, alguna de las soluciones provisionales acordadas con el Ayuntamiento para facilitar el acceso de ambulancias y vehículos de emergencia no convence a la mayoría. "No puede ser que cada vez que entra alguien nuevo en el Ayuntamiento nos vengan siempre con la misma historia", lamenta Antonio Cortiñas, portavoz de los comerciantes gitanos.

Cortiñas, cuyo puesto se sitúa en la calle de la parte baja del recinto que desemboca en el MIHL -la más afectada por la reordenación-, asegura que en una reunión con la concejala de participación y servicios para la ciudadanía, Cristina López, acordó retirar los vehículos aparcados detrás de los puestos en un intento de crear más espacio en la vía y facilitar el acceso de vehículos de emergencia. "Yo me comprometí y hablé con todos los de esta calle y desde entonces lo hemos hecho".

La solución, provisional, no parece tener viabilidad ni evitará una reordenación que todos temen. Las furgonetas colapsan la calle a última hora de la mañana cuando los puestos acaban su jornada y guardan todo el material que no se ha vendido. "Ponemos de nuestra parte pero ahora tenemos que estar diez minutos llenando la furgoneta y haciendo esperar a todo el que quiera circular por aquí", indicó otro comerciante que prefirió no revelar su identidad.

Sin embargo, los vendedores que no tienen sus puestos colocados en la calle que desemboca en el MIHL celebran la decisión del Ayuntamiento. "A mí me afecta poco porque apenas me moveré, pero entiendo las quejas de los vendedores que tienen que abandonar su plaza de toda la vida. Son muchos años aquí y que te muevan no es justo", indicó Ramón Rodríguez.

Otros comerciantes, como es el caso de Iván López, entienden la indignación de sus vecinos de calle. "Hay puestos que están muy enfadados porque siempre vienen con la misma historia. Normal que no quieran moverse, significa perder todo el negocio".

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