Comerciantes del área de la catedral se quejan de falta de control policial

Dicen que es frecuente hallar cristales rotos, orines y desperfectos tras las noches de marcha
Pintadas en una fachada de la calle Clérigos y restos de cristales ante la catedral
photo_camera Pintadas en una fachada de la calle Clérigos y restos de cristales ante la catedral

Entre los adoquines del atrio de la catedral todavía quedaba este lunes algún rastro del botellón que se organizó en la madrugada del domingo ante la fachada principal del monumento, declarado Bien Mundial. A pesar de que el entorno lucía limpio, en algunos recovecos todavía quedaban fragmentos de botellas y en algunas zonas se percibía un fuerte olor a orines. Sin embargo, los comerciantes de la Praza Pío XII aseguran que este escenario no es fruto solo de las quedadas de jóvenes como la que se montó el sábado, sino que es una constante en el amanecer de las noches de juerga todo el año, sobre todo viernes y domingos, aunque la diversión discurra en la zona de bares y pubs.

Carlos Saavedra, propietario de una tienda de arreglo de calzados en la esquina con la Rúa Catedral, asegura que es frecuente encontrar cristales rotos en el suelo, persianas de los establecimientos dobladas y ventanas estropeadas. "Cada poco tiempo hay que avisar al seguro", indica. Asegura que antes de la crisis económica, esta situación se producía todas las noches de los jueves, viernes y sábados, mientras que ahora se limita a sábados y fechas puntuales.

La suciedad del suelo, sobre todo en la Rúa Catedral, es otra de las quejas. Este comerciante cuenta que cuando llega a abrir los lunes, los servicios de limpieza generalmente han puesto la calle en orden, pero si ha de ir a su negocio antes de esa hora, como el pasado domingo, se encuentra el pavimento sucio y pegajoso. Este domingo, explicó, era tanta la suciedad que decidió limpiarla él mismo con una hidrolavadora que aún guardaba este lunes tras el mostrador.

Otro comerciante de Pío XII que en este caso prefiere mantenerse en el anonimato se queja de que cuando se llama a la Policía Local para que ponga orden, reciben la respuesta de que el atrio es del obispado y no del Concello y no aparece por la zona. Asegura que no es infrecuente encontrar cristales, orines y vómitos en los alrededores de su local y que en el atrio se ven constantemente escenas de marginalidad, con grupos consumiendo alcohol y drogas.

La falta de control afecta también, asegura, a los horarios de carga y descarga y de depósito de la basura. "Aquí hay furgonetas y camiones de gran tonelaje descargando en cualquier momento del día y cajas amontonadas al lado de los contenedores a cualquier hora del día. El efecto que causan en una zona como esta, por donde pasa el Camino de Santiago y está la catedral y el museo, es lamentable", añade.

Otros propietarios de negocios en el entorno de la catedral consideran que el servicio de limpieza cumple con eficacia su labor y eso minimiza mucho los efectos de la movida nocturna y hay quien señala que las conductas incívicas no están solo ligadas a la juerga, sino que a cualquier hora del día se puede ver cómo los muros de la catedral o del atrio se convierten en orinal improvisado para adultos y niños.

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