Nada más y nada menos que 3,60 metros de col son los que se han desarrollado en una casa del lugar de Os Carreiros, en Antas de Ulla. En una finca sin otros compañeros de especie a su alrededor. Sola, entre un muro y la acera que bordea la vivienda de una familia que ha acogido de buenas maneras la llegada del sobredesarrollado vegetal.
"Nació allí, no es que la plantáramos ni nada. En el jardín tenemos otro tipo de plantas, como camelias, y allí en medio del cemento nació la col. La verdad es que la dejamos porque nos gustaba y empezó a crecer y crecer", cuenta María, hija de Pilar y Antonio, dueños de la casa.
Ahora la col sobresale un buen trozo por encima del muro que bordea la finca. Y la familia, contenta por contar con un especimen tan peculiar. "A veces los medios de comunicación recogen coles que miden más de dos metros, tres... Y nosotros pensando: ¡Si la que tenemos en casa es todavía más alta!", explica María.
